La biografía prohibida de Rafael Ramírez

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Este "hábil mentiroso" había creado un espejismo, un mar de irregularidades. Fue un nefasto anfitrión de una orgía de petrodólares.

Con su pésima gestión condenó y condicionó PDVSA a vivir de costosas importaciones, donde unos cuantos vivos se enriquecían vulgarmente con cada barril importado. Condenó a nuestra industria a depender de un barril oneroso, a ser una empresa endeudada


 

Einstein Millán Arcia / Aporrea.org (Venezuela) – 03/10/2022

En noviembre 2004 entra Rafael Ramírez a presidir PDVSA. Entra a presidir la industria con tan solo 15 años de graduado, ya que sale de la Universidad de los Andes en 1989. No maduró experiencia alguna en ninguna de las áreas operacionales, ni había ejercido cargo gerencial, ni de «supervisor de alto nivel» hasta entonces. Es decir, su exposición era sumamente limitada. Su carrera en Intevep fue por demás opaca, gris, relegada a un pequeño cubículo donde lo tenían trabajando en diseño/dibujo de planos de ciertas facilidades.

En el entorno de la llegada de la revolución, se encontraba asignado fuera de Venezuela. Su amistad con el hermano mayor del presidente Chávez lo llevó a la presidencia de Enagás y de allí, en 2002, al Ministerio de Energía y luego a PDVSA.

A su llegada a la industria, la producción estaba enfilada hacia los 3,274,000 BPD y sobre 7,000 millones de pies cúbicos por día de gas, de manos de la directiva que se encargó de recuperar la industria a partir de 2002, luego del sabotaje terrorista. La industria mostraba una sana y robusta producción equivalente que superaba los 4,480,000 BPED.

El difunto Felix «el gallito» Rodríguez, un experimentado profesional, era hasta entonces el vicepresidente de Exploración y Producción. Logra tal hazaña con un grupo de directores y gerentes de primera línea, no solo experimentados, sino irreductiblemente dedicados a recuperar la industria para el bienestar de Venezuela y del venezolano.

El difunto Nelson Martínez era el director ejecutivo de Oriente, en reemplazo de L. Marín, quien fue enviado a Citgo en 2003 cuando esta estaba aún en Tulsa, Oklahoma. Ali Rodríguez Araque aludió tal decisión a una reestructuración, sin embargo, no estuvieron claras las razones reales de su salida. Algunos señalan que fue fuertemente criticado por su actuación en el problema de PDVSA Oriente, Distrito San Tomé1, donde hubo situaciones que se escaparon de control.

Entre las obligaciones de Nelson Martínez como director de Oriente estaba PDVSA Gas Anaco. Nelson fue responsable primario de la recuperación exitosa de la producción nacional de gas y condujo al país hacia dos récords nacionales de producción/ventas de gas en 2006-2007. El suscrito, junto a otro grupo de gerentes, era responsable de PDVSA Gas Anaco, llevándola a producir un volumen de producción récord superior a 1,700 MMPCD y 41,000 BPD, con potencial de 2,200 MMPCD. Para 2014, con Ramírez aun a bordo, PDVSA Gas Anaco producía 755 MMPCD y 12,000 BPD. Hoy se encuentra produciendo menos de 420 MMPCD y 4,500 BPD. La gestión de Nelson no solo fue exitosa en gas, sino también en producción de crudo, la cual en Oriente pasó de 1,510,000 a 1,692,000 BPD a su salida.

Una de las primeras acciones de Ramírez fue descabezar a estos dos directivos (entre otros) y luego; más adelante y de manera consistente, al resto de esa gerencia de primera línea que se echó encima PDVSA desde 2002.

¿Qué movió a Ramírez hacia tal acción?

Ramírez intenta enviar al «gallito» inicialmente a Nynas, Suecia. Ante su negativa le ofrece la presidencia de Citgo en 2005, en sustitución de L. Marín. En 2007 renuncia Félix y lo sustituye Alejandro Granados, quien resulta en una de las administraciones más entredichas hasta entonces de nuestra corporación en EEUU2.

Félix Rodríguez era el sucesor natural de Ali Araque a la presidencia de PDVSA, no solo por su dilatada experiencia, sino por su actuación y méritos derivados del rescate de nuestra industria del sabotaje terrorista petrolero de 2002. No solo le hacía sombra a Ramírez, sino que le expresaba de frente sus diferencias. Su renuncia3 nace del deterioro de su relación con Rafael Ramírez, como el mismo lo expresó abiertamente. Eso si tenía Félix, era plano y directo.

El caso de Nelson fue más triste e igual de injusto. Recuerdo en el ínterin de 2008 cuando estando en la campiña en medio de reuniones de trabajo, nos encontramos a Nelson merodeando por los pasillos. Estaba drenando bilis, pasando la rabia. Había salido de una reunión de directiva donde lo habían defenestrado, dejándolo en «flotaven». Le presté mis oídos a mi amigo, en aquel entonces.

Un amigo común más adelante le lanza un salvavidas a Nelson y lo vende para PDVSA América. Luego y más adelante sería nombrado al frente de Citgo en 2013, de allí a ministro en 2016, fugaz (2.5 meses) presidente de PDVSA en 2017 y directo a la desgracia.

Todo apunta a que a Ramírez le desagradaban los que lograban acercarse y eran reconocidos por el presidente Chávez, como pieza clave en la recuperación de PDVSA. Le desagradaban particularmente los que lo hacían deslucir y los que le decían las cosas claras en su cara. Terminó por rodearse de ex compañeros de estudio y «colegas» en su mayoría de Intevep. A partir de 2008 tenía el camino despejado, pues ya había «filtrado» con su tamiz su entorno cercano hasta uno o dos niveles por debajo en algunos casos.

Lo demás, es harto conocido y lo hemos explicado múltiples veces en detalle4. La corrupción y la destrucción se apoderaron de PDVSA. Pasivos galopantes, pérdida real de producción, bestial endeudamiento, maquillaje de cifras y desaparición de producción. Lo que hizo Ramírez fue crear un espejismo, particularmente a partir de 2008, cuando le dieron luz verde a su nefasto plan Siembra Petrolera5.

Un enfermizo afán de Ramírez, su insistencia en asegurar que su última gestión es 2013, cuando en realidad su salida ocurre el 02 de septiembre de 20146, faltando dos meses para el cierre del ejercicio fiscal. Para el cierre de agosto de 2014 ya la producción se había abatido hasta 2,700,000 BPD, presentando un promedio-año de 2,899,000 al cierre de 2014. Bajo la mano de Rafael Ramírez, la producción de LGN (gas natural licuado) pasa de 177.000 BPDE en 2006 @ 114.000 BPDE en 2014.

Con Ramírez al frente, la producción propia de gasolinas para 2014 se abatió de tal forma, que el nivel de importación de crudos y refinados se multiplicó por 6 desde 14.000 BPD a su llegada, hasta 81.000 BPD a su salida y donde uno (1) de cada tres (3) barriles importados era de gasolinas, cuando a su ingreso a PDVSA, Venezuela era exportador neto. Durante su paso, el factor de utilización de nuestras refinerías se desplomó hasta el 65% @ 60%, habiendo cedido un 20% desde su arribo cuando promediaba un 83% @ 85% en 2005.

La gusanera que había procreado Ramírez se destapa con el derrumbe del barril en 06’ 2014. Con su pésima gestión condenó y condicionó PDVSA a vivir de costosas importaciones, donde unos cuantos vivos se enriquecían vulgarmente con cada barril importado. Condenó a nuestra industria a depender de un barril oneroso, a ser una empresa endeudada y la condenó a perder en consecuencia su competitividad y posicionamiento global, ya que esos barriles que importaba se habían dejado de producir durante su nefasta administración, cuando la producción de Oriente (excluye FPO) y Occidente pasaban de 1,510,000 BPD y 1,323,000 BPD en 2004 a 903,000 BPD y 750,000 BPD respectivamente a su salida.

El valor de PDVSA representado en activos al 2006 rondaba $80.529 millones, mientras los pasivos $27.426 millones, con una deuda financiera cercana $2.300 millones. Para 2014, el valor representado en activos se había elevado hacia $217.418, mientras que los pasivos y la deuda financiera habían superado $127.661 y $46.200 millones, respectivamente. Entre 2006 y 2014 mientras el valor representado en activos se expandía en 2.7 veces, los pasivos crecían en 4.7, mientras que el patrimonio se mantenía con un crecimiento marginal de 1.6 veces. El grueso de los activos incorporados, no era productivo. Abundaba la compra de edificios y propiedades infladas, procesadoras de yuca, cochineras. Era infraestructura inconclusa que nunca serian llenados en su totalidad con producción, pero que si representaban jugosos negocios. Eran posiciones en dinero producto de la especulación cambiaria. El «hábil mentiroso» había creado un espejismo; un mar de irregularidades. Fue un nefasto anfitrión de una orgía de petrodólares.


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