Maduro sacrifica a Chávez y a Ramírez y reivindica la PDVSA del último gobierno de la democracia

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Se impone la visión petrolera de Rafael Caldera y Giusti / Foto: Captura Youtube.

El proyecto petrolero de Nicolás Maduro es una forma de deshacer todo lo que se hizo en los años de chavismo para volver a la PDVSA de 1998, la de la apertura de Luis Giusti y Rafael Caldera, y toda la democracia


 

Juan Carlos Zapata / Al Navío (España) – 03/05/2020

La fuente mira el proyecto de la Comisión de Reestructuración de PDVSA, Alí Rodríguez Araque. La Comisión está presidida por el nuevo gurú petrolero y de la economía de Nicolás Maduro, el abogado Tareck El Aissami. La fuente señala: “Otra conclusión es que quieren hacer una empresa que no demande dinero. Y para que no demande dinero tienen que entregar todas las operaciones a terceros”.

La diferencia es que la PDVSA de 1998 generaba dividendos, utilidades, ganancias y dólares. En cambio, “la PDVSA de 2020 no da ni un clavo”, dice la fuente. Es una PDVSA de costos y deudas. Es una PDVSA en default. Es una PDVSA sin transparencia. Es una PDVSA en la que se enquistó la corrupción. Una PDVSA de burócratas.

Señala la fuente. El proyecto es claro. “La intención es quitarse de encima todo lo que metió Hugo Chávez, lo que le metió Rafael Ramírez”. Y estos le metieron una Ley de Hidrocarburos y un sistema fiscal que se convirtieron en camisas de fuerza. Es un modelo inflexible y paralizador, precisa la fuente.

¿Y qué explica el diseño radical de ese modelo? La fuente opina: “La Ley vigente la hicieron no solo con la idea de la estatización sino para vengarse de la gente que hizo la apertura”. Para que nunca se volviera a un esquema de apertura.

Por ello Rafael Ramírez respira por la herida. Porque hasta el logo se le está cambiando a PDVSA. De rojo pasa a negro. Maduro está enviando el mensaje. Se acaba la PDVSA roja rojita de Ramírez y Hugo Chávez. Ramírez escribió este sábado en Aporrea: “El documento en cuestión, aunque está firmado por la Dirección Ejecutiva de Planificación de PDVSA, que dirige Héctor Felizolla, miembro de la comisión reestructuradora ARA, ha sido redactado por los factores económicos que se han enquistado en el gobierno y que terminarán de apropiarse de los activos de la empresa. En el documento se devela la absoluta saña en contra del modelo petrolero vigente, del legado del Presidente Chávez, del carácter nacional, popular y revolucionario de nuestra política petrolera y que le imprimimos a PDVSA. El contenido de este texto es la descripción de la rebatiña de la industria y sus activos, así como, de un despojo contra todo el país”.

La fuente rebate a Ramírez: “Tú puedes ser contrario a una idea política pero aquellos contratos de la apertura petrolera estaban bien hechos, y beneficiaban al país”.

Maduro propone volver a la PDVSA de 1998. “La de 1998 operaba campos por sí sola y era rentable. Los campos que opera hoy PDVSA están cayendo como plomo porque la empresa no tiene dinero para invertir. Si no se invierte, no se puede levantar la producción”.

De modo que el asesor, quien haya elaborado el proyecto, les indicó que “hicieran convenios de asociaciones y contratos de operaciones. Entreguen todo a los contratistas y PDVSA paga con crudo”. En el producto final, PDVSA no opera nada. PDVSA es una especie de fondo de inversiones. Rafael Ramírez prefiere llamarla una gestora.

La fuente apunta. Es reconocer la realidad. «La entrega de la infraestructura se hacía en la PDVSA antes del chavismo». «La entrega de las exploraciones también existía en 1998. Empresas privadas podían explorar áreas y bloques vírgenes. La contratista o asociada exploraba a riesgo propio. Si no encontraban petróleo, perdían. Si encontraban, PDVSA decidía si participaba o no en el desarrollo. En la apertura de los años 90 eso se llamaba exploración a riesgo y exploración bajo ganancia compartida. Ese esquema se aplicó en el Golfo de Paria y en La Ceiba», en el Oriente y el Occidente del país. «Las empresas exploraron y descubrieron gas y petróleo y PDVSA entró en el negocio».

También en la PDVSA antes del chavismo se entregaron los servicios de inyección de gas y agua para la explotación de pozos, por ejemplo, los del campo de El Furrial, en el Oriente. Y estaba en proceso la venta de los terminales y puertos pero entonces ganó Chávez las elecciones y paralizó la privatización. No tenía sentido que PDVSA manejara eso. Por esa venta PDVSA iba a obtener al menos 400 millones de dólares. Lo que PDVSA no estaba dispuesta a vender eran las refinerías porque producían dinero. Hoy están destruidas. Y la destrucción comenzó con Chávez y Ramírez.

Señala la fuente que desde hace un año está cocinando el plan. Tiene una pista: “La última vez que hable con alguien de la CVP, Corporación Venezolana de Petróleo, me dijo que no ‘sabes cómo echamos de menos los contratos de la apertura”’.

El plan se puso a prueba el año pasado con la entrega de las operaciones a las multinacionales. El plan funcionó. Por un momento la caída de la producción se detuvo y comenzó a entrar más dinero en la caja de las multinacionales y la propia PDVSA. Pero luego las sanciones entraron en otra etapa. Y el cuadro cambió. Se fue Rosneft y Chevron paraliza la producción y venta de petróleo.

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