¿Quién es Gustavo Petro? El candidato socialista que lidera las encuestas a la Presidencia de Colombia

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La carrera política de Gustavo Petro comenzó en 1984, cuando es electo concejal de la ciudad de Zipaquirá, al norte de Bogotá.

Petro ha logrado unificar a casi toda la izquierda colombiana en un solo movimiento político, al que llama Pacto Histórico, donde se aglutinan desde partidos políticos indigenistas hasta sindicatos de trabajadores del Estado


 

Juan Felipe Vélez / El American (USA) – 25/05/2022

Gustavo Petro es el candidato que encabeza las encuestas a las elecciones presidenciales de Colombia. Con un discurso populista que promete acabar la corrupción en la política colombiana, limpiar al país de las mafias, nacionalizar los sistemas de pensión y salud, redistribuir la tierra de la clase que él llama terrateniente, y acabar con las exportaciones de petróleo, el líder de extrema izquierda ha logrado cautivar a un 40 % de los votantes en Colombia.

En Colombia, para llegar a ser presidente se debe obtener el 50 % de los votos más uno, por lo que los dos candidatos más votados tienen que ir a una segunda vuelta de no alcanzar la mitad más uno en la primera ronda. Aunque los números de las encuestan le garantizan a Petro una entrada a la segunda vuelta, el líder de izquierda lleva dos meses sin lograr subir su intención de voto.

Este escenario lleva a Petro a una reñida segunda vuelta con el exalcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, quien ha recibido el apoyo de los expresidentes Álvaro Uribe y César Gaviria, y a quien los sondeos ubican como la segunda persona con mayor intención de voto para la presidencia.

A pesar de la reñida contienda que se le avecina, Petro ha logrado unificar a casi toda la izquierda colombiana en un solo movimiento político, al que llama Pacto Histórico, donde se aglutinan desde partidos políticos indigenistas hasta sindicatos de trabajadores del Estado.

Históricamente en Colombia, la izquierda ha llegado fraccionada para las elecciones del Congreso y Presidencia en Colombia, y con excepción del líder guerrillero, Carlos Pizarro, ninguno de sus líderes ha tenido una aspiración realista a llegar a la presidencia de Colombia, hasta la llegada de Petro.

La carrera política de Gustavo Petro, entre la guerrilla, el clientelismo y el oportunismo político

La carrera política de Gustavo Petro comenzó en 1984, cuando es electo concejal de la ciudad de Zipaquirá, al norte de Bogotá, de la mano del caudillo conservador Carlos Gutiérrez, también conocido como el zar de la papa, por sus amplias plantaciones que poseía de este tubérculo.

Petro duró poco como concejal, pues comenzaría a militar en el movimiento guerrillero M-19, que lo llevaría a operar en la clandestinidad. Durante su militancia en el M-19, el grupo terrorista organizó la toma del Palacio de Justicia, donde murieron más de 101 personas entre el fuego cruzado del ejército y la guerrilla, entre ellos varios magistrados de la Corte Suprema de Justicia de Colombia.

Varios testimonios indican que el M-19 recibió dinero del Cartel de Medellín para financiar la toma del Palacio de Justicia, versión que Petro niega, a pesar de que él no participó directamente en el asalto.

Tras pasar un tiempo preso, Petro fue liberado debido a las negociaciones de paz con el M-19 en 1990. Un año después saldría electro congresista por Alianza Democrática M-19, el partido que salió de la disuelta guerrilla con el mismo nombre. En ese mismo año Colombia aprobaba una nueva constitución, hecho que Petro ha usado para afirmar falsamente que fue miembro de la asamblea constituyente que redactó la actual Carta Magna del país.

Paulatinamente los partidos de izquierda en Colombia se han ido aglutinando bajo el movimiento político de Petro. (EFE)

La vida política de Petro durante los próximos 10 años oscilaría entre una carrera poco llamativa en la Cámara de Representantes y ser un funcionario público de mediano nivel. No fue sino hasta la elección de Álvaro Uribe Vélez como presidente cuando la carrera del casi desconocido representante despegó.

Petro comenzó a ganar relevancia haciendo eco en el Congreso sobre las investigaciones que las autoridades y la prensa colombiana adelantaban a varios congresistas y alcaldes, que para hacerse elegir contaron con el apoyo de los llamados paramilitares, una serie de milicias anticomunistas vinculadas con los cárteles de la droga, y algunos funcionarios del Estado, responsables de varias masacres a lo largo del país.

El proceso que luego se conocería como la parapolítica en Colombia, donde 51 congresistas resultaron vinculados con paramilitares, sirvió como catapulta para la carrera política de Petro, quien se hizo prominente como figura de oposición. Su nueva popularidad le permitió aspirar al Senado en 2006.

En 2008, Petro anunció su intención de lanzarse como candidato a la presidencia de Colombia, con el apoyo de su partido: Polo Democrático. Sin embargo, Petro solo logró el 9 % de la votación durante las elecciones del 2010.

Luego de las elecciones, Petro comenzó a tomar distancia con su antiguo partido, y se lanzaría como candidato independiente para las elecciones a la alcaldía de Bogotá. Petro ganó por mayoría mínima, obteniendo el 32 % de los votos.

La gestión en Bogotá estuvo rodeada de escándalos y problemas con las agencias de control, que denunciaron que hasta el 90 % de la contratación funcionaba sin licitación alguna y favorecía a terceros. Uno de los peores errores fue la compra de una flota de motos eléctricas para la policía que no tardaron en dejar varados a los oficiales.

Durante la alcaldía de Petro también hubo un particular favorecimiento a uno de los financistas de su campaña, Carlos Gutiérrez Robayo, hijo del padrino político de Petro, quién participó ilicitamente en el diseño de contratos de Transmilenio, la empresa a cargo del transporte público en Bogotá.

El fallido esquema de recolección de basura del alcalde Petro dejó las calles de Bogotá llenas de deshechos sin recoger por semanas. (EFE)

La punta del iceberg salió a relucir cuando el alcalde Petro, en una pelea con las compañías recolectoras de basura, trató de crear un esquema paralelo de recolección, marcado por la compra de vehículos inservibles que dejarían las calles de Bogotá llenas de basura sin recoger por semanas.

Algunos ciudadanos de Bogotá ante la improvisación de la alcaldía de Petro, lideraron un movimiento para revocarlo de su cargo. Sin embargo, la revocatoria no se daría, pues Petro sería destituido por Alejandro Ordoñez, el Procurador de la Nación, a causa de su negligencia con el esquema de basuras en Bogotá.

Tras su destitución, el equipo jurídico de Petro acudió a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), donde se argumentó que no se lo podía destituir, pues esto representaba una violación a sus derechos políticos, argumento que fue aceptado por el Organismo Internacional.

Tras el fallo de la CIDH, Petro fue restituido como alcalde de Bogotá, y aprovechó el hecho para victimarse y achacarse el status de perseguido político. Petro salió de la alcaldía de Bogotá con apenas un 30 % de aprobación.

A pesar de sus malos resultados como alcalde de Bogotá, Petro logró mantenerse entre los círculos de izquierda y ganar suficiente influencia para lanzarse a las elecciones presidenciales en 2018, donde pasó a segunda vuelta y se disputó la presidencia con Iván Duque.

Durante la contienda de 2018, el discurso de Petro generó pánico incluso entre el centrismo colombiano. Tras la derrota en primera vuelta de su candidato, Sergio Fajardo, los partidos de centro organizaron un acto simbólico con Petro donde le hicieron prometer “no expropiar” sobre unas tablas de cartón que simulaban ser de piedra (emulando las tablas de los diez mandamientos), para así garantizar su apoyo para la segunda vuelta.

El pánico generado por sus propuestas le costó la elección en 2018 y se proclamó vencedor Iván Duque. Petro desconoció los resultados de las elecciones e hizo un llamado a la “desobediencia civil” que repetiría constantemente durante los próximos cuatro años.

La campaña de cuatro años a la presidencia de Gustavo Petro

En Colombia, desde 2018 existe una ley que automáticamente le concede el status de Senador a la segunda persona más votada en elecciones, por lo que Petro nuevamente volvió al Congreso y aprovechó su curul para hacer campaña política para las próximas elecciones.

Durante los cuatro años del Gobierno de Duque, Petro organizó continuas marchas en contra del mandatario, encabezadas por grupos de izquierda denominados “Primera Línea”, que bloquearían las principales carreteras del país.

Refugiándose en los sentimientos de desesperación de los colombianos más pobres, las víctimas del conflicto armado y capitalizando su reputación como “denunciante de la parapolítica”, Petro creó un discurso donde culpa de los problemas del país a una élite que es sostenida en el poder por la “mafia”, algo que solo él puede cambiar.

La pandemia sirvió como megáfono para Petro, los cierres ocasionados por las cuarentenas llevaron a millones de personas al desempleo y la pobreza, y aunque el Gobierno implementó un programa de ayudas, éstas no fueron suficientes para sustituir el cierre del sector productivo del país.

El principal rival de Gustavo Petro a denunciado infiltraciones a su campaña por parte del Pacto Histórico. (EFE)

Petro aprovechó la desesperación para culpar de la pandemia al sistema de salud, calificó la ayuda como una mera coima y afirmaba que en su Gobierno se establecería una renta básica de al menos un salario mínimo para todos los colombianos.

Cada protesta convocada por los grupos políticos de Petro escalaba en violencia y confrontaciones con la policía, llegando a su punto más álgido el 9 de septiembre del 2020, cuando un grupo de manifestantes convocados por el senador, incendiaron 15 estaciones de policía en protesta por la muerte de un abogado que murió sofocado por la policía horas antes. Las manifestaciones dejaron un saldo de 13 personas muertas y varios policías lesionados.

Luego en el 2021, aprovechando la impopularidad de una reforma tributaria que promovía el Gobierno de Duque, las agrupaciones de izquierda organizaron el llamado Paro Nacional, que pronto se degradó en más de 2,000 bloqueos a lo largo de las vías del país, causando una fuerte inflación en las principales ciudades del país en los meses de abril y mayo.

A pesar de ser el creador del movimiento Pacto Histórico, Petro decidió organizar unas consultas de partido para definir quien sería el candidato presidencial del grupo. A las consultas se presentaron la líder afro Francia Márquez, el exgobernador de Nariño, Camilo Romero, la líder indígena Arelis Uriana y el líder religioso, Alfredo Saade.

Naturalmente, Gustavo Petro salió vencedor en las consultas, quedando en segundo lugar Márquez, a quien se le ofreció el puesto como fórmula vicepresidencial del Pacto Histórico. La ley colombiana estipula que a los partidos se les debe debe otorgar un dinero por cada voto a partir de cierto umbral, por lo que el Pacto Histórico obtuvo casi $9 millones de parte de los contribuyentes por realizar unas consultas en las que se sabía que Petro iba a ganar.

Petro ha cultivado la desconfianza del pueblo colombiano a la clase política como bandera de su campaña. Las acusaciones de corrupción a la clase política tradicional abundan en sus discursos que llenan plazoletas.

A pesar de sus denuncias a la corrupción, figuras como el senador Roy Barreras han sido cruciales para la conformación de su movimiento político. A Barreras en Colombia se le conoce como “lagarto”, que es una forma de llamar a los políticos que van cambiando de bando según la conveniencia de las encuestas. Durante las elecciones al Congreso del 2014, Barreras intentó vincularse al partido político del expresidente Uribe, férreo contradictor de Petro.

En el llamado Pacto Histórico también se encuentran personas como la exsenadora Piedad Córdoba, vinculada con Alex Saab por lavado de activos del régimen de Nicolás Maduro; o el exsenador Armando Benedetti, quien tuvo que renunciar a su curul este mismo año para evitar ser investigado por la Suprema Corte de Justicia en un proceso por enriquecimiento ilícito.

Entre la prensa colombiana circulan sospechas de que Petro estaría buscando votos, incluso con el apoyo de algunos sectores de la mafia, pues su hermano Nicolás fue visto entrando a una cárcel de máxima seguridad en Bogotá, junto con un abogado de la campaña del Pacto Histórico, donde se reunió con varios políticos corruptos y capos del narcotráfico.

Luego que se conociera el hecho, Petro aminoró el escándalo afirmando que se trataba de una estrategia de “perdón social”, donde los paramilitares harían parte.

Ante la denuncia de supuestas amenazas por parte de un grupo narcotraficante en la ciudad de Manizales, el Gobierno amplió el esquema de seguridad de Gustavo Petro. (EFE)

Otro abogado del Pacto Histórico, Miguel Angel del Río Malo, afirmó en una entrevista que habían infiltrados en la campaña de su rival Federico Gutiérrez, comentario del que después se retractó.

Ante las sospechas de posible infiltración, la campaña de Gutiérrez contrató un equipo de seguridad para que revisara sus sedes. En una de sus oficinas en Medellín, se encontró un micrófono oculto dentro de una de las lámparas del edificio, caso que se encuentra bajo investigación de la policía. Petro ha calificado como falsas las afirmaciones de la campaña de Gutiérrez.

A pesar de las denuncias de infiltración y negociaciones con mafiosos, Gustavo Petro continúa siendo el candidato más popular entre el electorado colombiano, y seguramente luchará la presidencia con Federico Gutiérrez en segunda vuelta.


  • Artículo publicado en El American el día 23/05/2022

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