Raúl Isaías Baduel y la inquebrantable dignidad de un soldado

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Aún a pocas horas de muerto Baduel, la canalla de algunos venezolanos ha vuelto por sus fueros.

El general Alí Uzcátegui, encargado por el general Baduel de trasladar al comandante a Maracay para que respondiera de las arbitrariedades en el poder antes de reinstalarlo, decide cambiar la ruta y lo traslada a Miraflores


 

Orlando Ochoa Terán / Venergia.org (Venezuela) – 22/10/2021

En seguimiento de un aparente dictum histórico, ningún oficial venezolano desde Bolívar a Pérez Jiménez llegó al poder precedido sólo de derrotas y rendiciones. Las victorias le confirieron a Julio César, Napoleón, al duque de Wellington, Washington y Bolívar el respaldo para llegar al poder. No es el general confederado Robert Lee, quien se rinde en la Guerra Civil Americana, el que alcanza la presidencia de Estados Unidos, sino Ulises Grant, el general triunfador de esa contienda militar.

La derrota de la Alemania nazi lleva a la presidencia de sus respectivos países a dos generales victoriosos, Dwight Eisenhower en Estados Unidos y Charles De Gaulle en Francia.  La historia de América Latina está llena, por su parte, de militares autócratas y demócratas que llegaron al poder por las buenas o por las malas, pero siempre bajo el impulso de un prestigio castrense. Hugo Chávez, por el contrario, fue una anomalía histórica, única en el continente, que consolida el poder precedido de derrotas y rendiciones.

Cuando el liliputiense de Pedro Carmona apareció en Miraflores con el doble rol de presidente empresarial, Venezuela fue por unas horas la subsidiaria de una corporación americana. Bajo estas condiciones el gobierno corporativo interino acordó la disolución de consejos municipales, gobernaciones, congreso y corte suprema, electos todos en sufragios democráticos. Una cierta oposición elemental, entonces y ahora, aún evocan el golpe empresarial encabezado por aquel granuja como una gesta heroica y democrática” y a Baduel como un villano. Aún a pocas horas de muerto Baduel, la canalla de algunos venezolanos ha vuelto por sus fueros.

El jolgorio duró hasta que los empresarios, adueñados del país por unas horas, debieron tomar una primera decisión que olvidaron incluir en el circense complot. ¿Qué hacer con Chávez? ¿Hacerlo desaparecer de este mundo? ¿Envolverlo y devolverlo a Cuba? ¿Hacerlo prisionero? La historia oficial cuenta que mientras esa junta directiva interina, meditaba, el general Baduel se adelantó y los tomó por sorpresa. Rescató a Chávez de la Orchila, restituye el orden constitucional, restableció al legítimo presidente y los demás poderes al lugar donde el pueblo los eligió. Pero, rearmando las piezas con los protagonistas que acompañaron a Baduel a rescatar al plañidero y asolado comandante de La Orchila, se aclara lo que en verdad ocurrió esa noche y explican por qué el general Baduel, héroe del rescate, permaneció en La Placera, sede de la 42 Brigada en Maracay mientras tenía lugar al glamoroso recibimiento en Miraflores integrado por aquellos compañeros de armas que en las primeras de cambio buscaron refugio. Poco a poco salieron de sus madrigueras para unirse a la celebración.

El general Alí Uzcátegui, encargado por el general Baduel de trasladar al comandante a Maracay para que respondiera de las arbitrariedades en el poder antes de reinstalarlo, decide cambiar la ruta y lo traslada a Miraflores. Este solo hecho cambió de nuevo la triste historia venezolana. El comandante que renuncia y lloriqueando ruega por su vida regresa al poder y el corajudo general que lo rescata y restablece el orden constitucional le espera largos años de prisión.

No obstante, Baduel hizo algo más importante, diríamos que excepcional, si lo vemos en el contexto de nuestra tumultuosa historia política-militar. En verdad no fue lo que hizo sino lo que dejó de hacer: ¡Tomar el poder! Baduel tenía bajo su mando las unidades con el mayor poder de fuego de la FAN, la IV división de blindados, la brigada de paracaidistas y la Infantería de la Marina. Si en vez de La Orchila se hubiese dirigido a Miraflores habría recogido el poder del suelo donde Carmona lo había dejado en su apresurada huida por las cañerías de Miraflores. Un gesto inconcebible en nuestra zona tórrida.

Más tarde, Chávez, restituido como presidente con todas sus facultades, trata de seducir a Baduel con prebendas militares bien merecidas mientras lo consume la venganza. Al final lo condena a prisión con el silencio cómplice, la conformidad o el regocijo de sus compañeros de armas y algunos líderes de la nueva oposición quienes, temerosos de la rivalidad de aquel soldado y de la vengativa animosidad de Chávez, aceptan de buen agrado una iniciativa política que no tiene fin: el diálogo, en búsqueda de una salida, “democrática, pacífica y constitucional”.

Hace años, Chávez quiso indultar la pena a Baduel. El “indulto” es técnicamente un perdón por un delito cometido. Baduel no lo aceptó porque habría sido admitir el delito que Chávez usó como excusa para privarlo de libertad. Rechazar el indulto exacerbó la venganza en Chávez y las penurias de Baduel se intensificaron. Siempre ha sido así. Los verdugos terminan con el alma raída por el odio y la venganza al comprobar lo infinitamente pequeños que son frente a un gigante que aún desde su verdadera tumba exuda dignidad, pura dignidad.

Llama la atención que un gobierno autócrata sea tan timorato para verse obligado a acudir a un mequetrefe para anunciar el crimen y con miedo y omitir su alto rango militar. ¿Dónde se ha visto tanta y refinada cobardía? Le temen incluso al cuerpo inerte de este soldado de la dignidad. Probablemente tienen razón en sus temores, en política los muertos suelen desandar.

¿Recuerda alguien tanta dignidad en estos años pletóricos de latrocinios, cobardías, traiciones y complicidades?

Raúl Isaías Baduel 

En el Informe, de septiembre de 2021, la MISIÓN INTERNACIONAL INDEPENDIENTE ONU se refirió “a las demoras y las irregularidades incurridas en la causa penal que se seguía contra el General Baduel. Fue detenido en marzo de 2017 bajo cargos de ‘traición a la patria e incitación a la rebelión’, un día antes de ser liberado tras cumplir una condena penal anterior de 7 años. Su familia y sus representantes legales no supieron de su paradero durante un periodo de 23 días en 2020. En el momento de su muerte, más de cuatro años después de la última detención, todavía estaba pendiente de juicio”.

Mínimo estándar de las Naciones Unidas para el tratamiento de prisioneros
(Reglas Nelson Mandela)

  • El alojamiento de los reclusos deberá proporcionar un contenido cúbico adecuado de aire, espacio en el suelo, iluminación, calefacción y ventilación. VIOLADO
  • El disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental es un derecho humano. VIOLADO
  • Cualquier tratamiento médico necesario debe proporcionarse de forma gratuita. VIOLADO
  • En general, los presos deben tener derecho a solicitar una segunda opinión médica. VIOLADO
  • Los presos y todas las personas detenidas tienen derecho al más alto nivel posible de salud física y mental. VIOLADO
  • Las decisiones sobre la salud de un recluso deben ser tomadas únicamente por motivos médicos por personas médicamente calificadas. VIOLADO
  • El médico tiene la importante responsabilidad de garantizar que se cumplan las normas de salud adecuadas. VIOLADO
  • Toda prisión debe tener instalaciones de salud y personal médico adecuados para satisfacer una variedad de necesidades de salud, incluida la atención dental y psiquiátrica. VIOLADO
  • Los reclusos enfermos que no pueden ser tratados en la prisión, deben ser trasladados a un hospital civil o a un hospital penitenciario especializado. VIOLADO
  • El personal médico tiene el deber de proporcionar a los presos y detenidos una atención médica equivalente a la que se les brinda a quienes no están presos o detenidos. VIOLADO
  • La responsabilidad principal del personal de atención de la salud es proteger la salud de todos los presos. El personal no deberá cometer ni dar su permiso para ningún acto que pueda afectar adversamente la salud de los reclusos. VIOLADO
  • Todos los reclusos deberán contar con instalaciones para satisfacer las necesidades de la naturaleza de una manera limpia y decente y para mantener adecuadamente su propia limpieza y buena apariencia. VIOLADO

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