Rusia armará a Venezuela, Nicaragua y Cuba para enfrentar «amenazas militares»

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El objetivo de Rusia sería fortalecer sus relaciones con Nicaragua y así evitar que Estados Unidos gane terreno geopolítico en la región latinoamericana. (Agenda Comunista).

Vladimir Putin dotará a las dictaduras occidentales de armas más modernas antes los «intentos permanentes de instigar revoluciones»


 

Gabriela Moreno / PanAm Post (Latinoamérica

Moscú ya no disimula sus negocios bélicos. Por el contrario, los presume al anunciar que proveerá más armas y formación militar a los regímenes de Venezuela, Nicaragua y Cuba, porque “nunca antes como ahora había sido tan necesario el apoyo de Rusia”, reveló el ministro de defensa de Vladimir Putin, Serguéi Shoigú, en la Conferencia de Seguridad Internacional que transcurre en el Kremlin.

El ardid es la confirmación —una vez más— de que las relaciones entre Rusia y la trilogía comunista prospera, “para hacer frente a una situación complicada”. ¿Cuál? Los “intentos permanentes de instigar revoluciones” y “diferentes formas de presión incluida la amenaza del uso abierto de la fuerza militar”, dijo el alto funcionario.

Serguéi Shoigú cuidó las formas en su alocución y no mencionó directamente a Estados Unidos. Sin embargo, en sus referencias frente a las 50 naciones participantes dejó explícito el señalamiento, al aseverar que «las sanciones económicas y financieras son ampliamente utilizadas y se complementan con el uso de la fuerza, la provocación de incidentes militares y las campañas de desinformación de la población».

Solicitudes expeditas

Estos equipamientos —según Moscú— obedecen a solicitudes hechas por los propios regímenes. Así, tiene sentido el viaje del canciller chavista Jorge Arreaza a Moscú. Desde su cuenta en Twitter vociferó que pese a la pandemia las relaciones avanzan a una “velocidad envidiable”.

La rapidez se nota. Venezuela es el primer Estado del hemisferio occidental que registra la vacuna rusa Sputnik V, realiza ensayos y organiza envíos regulares del medicamento.

Además de ello, Maduro continúa las negociaciones para el suministro de nuevos lotes de armas. Todo esto ocurre  mientras el régimen avanza en lo que se ha denominado un “acuerdo nacional” con la coalición opositora que tiene a Juan Guaidó a la cabeza. El objetivo sería —en teoría— la organización de unas elecciones «libres y transparentes» en noviembre.

La propuesta no es nueva. Es más, muchos críticos aún no terminan de comprar esta iniciativa que podría asomar pactos tras bastidores, precisamente por lo estéril que ha sido el diálogo en el tiempo. En realidad, se percibe como un doble discurso que oculta los pasos para abastecer a las Fuerzas Armadas y los entes de seguridad.

La táctica que ha dado frutos, considerando que ya cuentan con un caza Su-30Mk2. Este aparato es capaz de competir con los más avanzados aviones de combate estadounidenses por su potencia de fuego, maniobrabilidad y prestaciones de más sistemas de defensa militar.

Parece que resulta insuficiente que la dictadura tenga el S-300, un sistema móvil de defensa antiaéreo ruso que les permite recopilar y analizar imágenes satelitales, para elaborar análisis de inteligencia al ejército chavista. Un mismo equipo disuasivo de guerra se usó en Siria y contribuyó a que las fuerzas del dictador Bashar al Assad, aliado de Rusia, acabaran imponiéndose.

Vale mencionar que el kalashnikov —quizá el arma de fabricación rusa más extendida del mundo— es el fusil reglamentario del régimen de Nicolás Maduro. Incluso, se acordó construir una fábrica de este modelo en Maracay. Los planes de ahora son solo la continuidad de una “cooperación estratégica” que data del oscuro periodo de Hugo Chávez en Miraflores.

Idilio con Nicaragua

Daniel Ortega enfrenta acusaciones por pretender perpetuarse en el poder a la fuerza, al encarcelar a 19 opositores —entre ellos cinco candidatos presidenciales— y Moscú empuja esta hipótesis asegurando que “Nicaragua siempre podrá contar con la ayuda de Rusia en la realización de sus objetivos de desarrollo y en la defensa de su soberanía nacional”.

Esa es la promesa: Moscú y Managua “seguirán manteniendo una estrecha cooperación en el ámbito militar”. Lo dijo Shoigú en la conferencia, pero es un compromiso que selló Vladímir Putin en el 40 aniversario de la Revolución Sandinista, cuando felicitó a su “hermano” Ortega por las cuatro décadas de su partido centroamericano.

Es una cercanía evidente desde que la delegación nicaragüense destacó en el Foro Económico de San Petersburgo. Ahí, llegó Laureano Ortega Murillo, hijo del mandatario y de la vicepresidente, Rosario Murillo, sancionado por Estados Unidos y Canadá por corrupción, violaciones de los Derechos Humanos e implicación en la represión de las protestas contra el régimen que estallaron en abril de 2018, para donar a Rusia un terreno de 5.656 metros cuadrados en una zona residencial exclusiva de Managua, llena de embajadas. Este «presente» se encuentra valorado en unos 750.000 euros.

Después de aquel importante evento económico en la antigua capital imperial rusa, que tiene lugar cada año, el idilio que data de la época soviética se mantiene y extiende. La historia con Cuba es similar.


  • Gabriela Moreno / Periodista venezolana residenciada en Chile. Egresada de la Universidad del Zulia. Experiencia como editora y productora de contenidos para medios impresos y digitales con énfasis en las fuentes de política e internacional.

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