Isla La Tortuga: ¿cuáles son los riesgos ambientales detrás del megaproyecto?

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No falta quien cuestione por qué el proyecto turístico ambicioso no se traslada a una zona que suponga un menor costo para la naturaleza.

Es la casa de anidación de cuatro especies diferentes de tortugas en peligro de extinción y punto de descanso de un conjunto de aves migratorias en América; sin embargo, no tiene ninguna protección legal que la distinga como Parque Nacional o Reserva de Biosfera


 

Margaret López / Efecto Cocuyo (Venezuela) – 31/07/2022

El “Plan maestro de la isla La Tortuga” es ambicioso. Su objetivo es construir 10 resorts hoteleros diferentes, un aeropuerto internacional y un puerto para recibir toda clase de yates. En principio pudiera sonar como un proyecto que persigue una nueva forma de desarrollo económico para un país en crisis, salvo porque su ubicación está en un ecosistema natural virgen y frágil.

La Tortuga es la segunda isla más grande en Venezuela con sus 156 kilómetros cuadrados de superficie. Es también uno de los pocos lugares sin poblar en el país y que aún preserva una riqueza natural única, que se puede ver amenazada si se concreta el megaproyecto de desarrollo turístico.

No tiene ninguna protección legal como Parque Nacional | Foto: Enlace Arquitectura.

Su estatus legal es una dependencia federal a cargo directo del Poder Ejecutivo.

Es la casa de anidación de cuatro especies diferentes de tortugas en peligro de extinción y punto de descanso de un conjunto de aves migratorias en América; sin embargo, no tiene ninguna protección legal que la distinga como Parque Nacional o Reserva de Biosfera.

“Es cierto que no hay ninguna figura legal que la proteja como un área natural, pero nuestra Constitución establece que hay que hacer estudios de impacto socio-ambiental para cualquier proyecto. El Ministerio del Ecosocialismo es el ente que está en primera línea para velar y opinar sobre lo que se pretenda hacer o no en la isla La Tortuga”, argumentó Alejandro Luy, biólogo y gerente general de la Fundación Tierra Viva, en entrevista con Efecto Cocuyo.

El estudio que todos quieren ver

El reporte sobre el impacto ambiental del proyecto es el gran ausente en el debate que empezó hace una semana, cuando la isla La Tortuga fue nombrada como una de las cinco Zonas Económicas Especiales.

Estas localidades se delimitaron para atraer a los inversionistas extranjeros y obtener un flujo de divisas para el país, después de que se acumularan ocho años continuos de caída económica y unos seis años sin acceder a ninguna clase de créditos en el mercado internacional.

La isla no tiene población permanente y se extiende por 156 kilómetros cuadrados | Foto: Enlace Arquitectura.

El Centro Internacional de Producción Productiva, el Banco de Comercio Exterior (Bancoex) y el Ministerio del Turismo, de hecho, son los grandes patrocinantes públicos del proyecto, aparte del presidente Nicolás Maduro, quien dijo que esperan convertir a la isla en “el centro turístico del Caribe”, durante la alocución televisiva por el lanzamiento de las Zonas Económicas Especiales.

Tortugas, aves y manglares amenazados

El video promocional con narración en inglés es de los pocos documentos públicos sobre el proyecto. Allí se detallan las locaciones de los 10 resorts hoteleros, que van desde un alojamiento ultra premium de lujo con spa incluido y otra opción más ecológica de glamping, que son hospedajes al aire libre.

Eso sin hablar de los otros dos hoteles enfocados en las prácticas de deportes acuáticos, uno más en la categoría de todo incluido y uno adicional enfocado solo en los adultos.

Estas construcciones son la parte que pone en riesgo las zonas que utilizan las tortugas de las especies carey (Eretmochelys imbricata), cardón (Dermochelys coriácea), verde (Chelonia mydas) y camagua (Caretta caretta) para su reproducción.

Se muestran, además, las ubicaciones de los dos campos de golf, uno de 18 hoyos y otro más de 9 hoyos. Así como del aeropuerto internacional hecho con una edificación en madera y el puerto para embarcaciones de lujo. Se destacan los paneles solares incrustados en los techos de algunos hoteles y el parque eólico para producir la energía, aunque lo más interesante está en lo que no se dice.

Los manglares son una barrera natural de defensa para la isla y están donde pudiera construirse el puerto | Foto: Enlace Arquitectura.

“El puerto es un punto álgido. La única manera de instalar un puerto allí es generando una gran intervención de las condiciones ambientales de la isla. Esto distorsionaría las características de la isla y genera unas presiones importantísimas en cuanto a generación de desechos. Un proyecto de esta naturaleza pretende convertir a la isla en algo que no es y va a terminar por hacer que pierda su atractivo turístico”, explicó Joaquín Benítez, director de sustentabilidad ambiental de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), para Efecto Cocuyo.

La única zona disponible para un puerto está en la cara sur de la isla. Allí es donde están las aguas más profundas, pero también donde se encuentran los manglares que protegen a buena parte de los ecosistemas presentes en La Tortuga.

Benítez lo sabe bien porque participó como uno de los investigadores en un estudio de impacto ambiental en la isla La Tortuga a finales de la década de los 90, de la mano de Corpoturismo. En aquel momento también se advirtió que el plan de desarrollo turístico debía ser de una dimensión reducida, debido a que la isla no cuenta con ninguna fuente permanente de electricidad, ni de agua potable.

Resolver el tejido de servicios públicos, de hecho, es parte de las primeras acciones para darle un cariz turístico a la isla, dado que se va a necesitar también habilitar una zona residencial permanente para los trabajadores que prestarían servicio en estos hoteles, el aeropuerto y el puerto.

La instalación del parque eólico, aunque es una fuente de energía limpia, también supone riesgos para las aves que hacen vida en la isla, como el pelícano pardo (Pelecanus occidentalis) o el endémico perico cara sucia (Aratinga pertinax tortuguensis).

Cuando se suman los impactos a las tortugas, las aves, los arrecifes y los manglares, no falta quien cuestione por qué el proyecto turístico ambicioso no se traslada a una zona que suponga un menor costo para la naturaleza.

“Estoy segurísimo de que en toda la costa de Venezuela existen espacios con infraestructura abandonada y subutilizada, que está asociada a áreas cercanas de playa y que podrían aprovecharse de una mejor manera. Son zonas que están fuera de áreas sensibles a la naturaleza y que no requieren que comprometamos nuevas áreas”, como dijo el biólogo Luy.

La isla de Margarita, por ejemplo, ya cuenta con el aeropuerto internacional construido, un puerto de aguas profundas aptas para recibir cruceros del Caribe, una red de infraestructura hotelera y una diversidad de paisajes naturales que mezclan playas y montañas. Si la premisa es desarrollar un enclave turístico para turistas extranjeros, Margarita no solo es una mejor opción para los inversionistas, sino también una más amable con un planeta que ahora es más consciente del valor de la naturaleza.


  • Foto principal: Ministerio del Turismo

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