Jaquean a Chávez la devaluación y la falta de luz

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"¡Chávez estás ponchao [eliminado, en el argot del béisbol]!", gritaban en estos días los espectadores en los estadios y reclamaban mejoras en la electricidad, el agua y la seguridad.

Venezuela, en problemas: Crece el descontento y vuelven a ganar la calle los opositores


 

Leandro Uria / La Nación (Argentina) – 31/01/10

CARACAS. Basta poner un pie en el aeropuerto Simón Bolívar y adentrarse en el trazado de autopistas que lo conectan con el centro de la ciudad para notar que algo no funciona como debería: la capital de Venezuela, la principal potencia petrolera y gasífera de la región, tiene calles y edificios enteros a oscuras a causa de la crisis energética, a las seis de la tarde. O sea, cuando la gente vuelve del trabajo a su casa.

La situación energética es muy complicada y, según los analistas, se agravará en los próximos 90 días debido a las altas temperaturas, lo que podría llevar al gobierno de Hugo Chávez a un callejón sin salida.

Y los cortes siguen pese a que, nominalmente, el racionamiento se acabó en esta ciudad a mediados de mes, después de la renuncia del entonces ministro de Energía Eléctrica, Angel Rodríguez, entre otras razones porque el entonces vicepresidente, Ramón Carrizález (que también acaba de renunciar), dijo que estaba mal planeado: según expresó, incluía también a hospitales y universidades que no podían quedarse sin luz. Pero el racionamiento volverá pronto y, según la prensa, seguirá afectando los hospitales y las casas de estudios.

«Siempre se había protegido la ciudad del racionamiento, pero hoy en día los 28 millones de venezolanos sufren los cortes de cinco horas. Como no todos pueden ser engañados a la vez, la situación desembocó en una crisis política», dijo a LA NACION el ex director de Electricidad Víctor Poleo. «Los trucos de Hugo Rafael [por Chávez] ya no funcionan», añadió, en alusión a que ya no convencen a una población cada vez más enojada con la «formidable maquinaria verbal» del mandatario ni sus planes de asistencia social a sectores desfavorecidos.

El malestar no sólo se produce por los cortes de luz y la falta de agua en casa. Sin electricidad, la producción industrial se resiente (por ejemplo, Sidor, la siderúrgica venezolana que fue de Techint y hoy opera al 20% de su capacidad) y eso golpea directamente el empleo.

Y esto sucede justo cuando Chávez acaba de devaluar el bolívar, lo que está encareciendo el precio de los alimentos (muchos de los cuales son importados), pero proporciona, en un año electoral, más bolívares al Estado, el principal exportador del país gracias a las ventas de la petrolera estatal Pdvsa. «La crisis energética está convirtiendo a la recesión [el PBI cayó un 2,9% en 2009] en depresión», dijo el economista José Guerra a LA NACION.

Si bien el discurso oficial atribuye la crisis energética a la sequía y a los bajos niveles de agua de la represa del Guri, que abastece a esta capital, Poleo culpó a una «clase política lumpen que malversó el dinero» de proyectos serios que podrían haber evitado la emergencia.

Los estudiantes, que están catalizando el cada vez mayor descontento de la población, entregaron anteayer un petitorio a Corpoelec, el organismo nacional a cargo del abastecimiento energético, en el que le exigen inversiones y la participación en el sector de especialistas de las universidades.

En realidad, no ha sido la deficitaria situación energética de Venezuela lo que ha llevado a los estudiantes a las calles, en una ola de manifestaciones que ya ocasionó dos jóvenes muertos (uno de ellos oficialista) en la ciudad de Mérida (sudoeste). Lo fue, por el contrario, la suspensión del canal de cable de Radio Caracas Televisión Internacional (RCTVI), considerado por ellos «otro golpe a la libertad de expresión».

Y todo indica que seguirán sumando reivindicaciones en sus marchas mientras los flancos débiles del presidente, que parecía invulnerable a principios del año pasado al ganar un referéndum que autorizó su reelección ilimitada, se multiplican día a día, así como las renuncias de su gabinete (se fueron últimamente un vicepresidente y tres ministros).

Enero venezolano

Por eso, el gobierno parece querer demostrar que su fuerza está intacta asegurándose del control de las calles, que ahora le disputan los jóvenes. Chávez dijo que intervendrá las policías regionales que no sofoquen manifestaciones violentas, y la diputada ultrachavista Iris Varela advirtió anteanoche por la estatal Venezolana de Televisión que los estudiantes «pueden volverse carne de cañón de una oposición desalmada que quiere un muerto en Caracas».

Mientras tanto, los diarios venezolanos pueblan sus páginas todos los días con fotos de estudiantes aporreados por policías y denuncias de violaciones de los derechos humanos por parte de las fuerzas de seguridad.

El Nacional fue más allá y publicó una foto de un policía en una protesta con un extraño y atemorizante objeto que recordaba a una maza medieval, al que denominó la «garra represiva». Chávez dijo que el diario responde a la «oligarquía», lo acusó de mentir y afirmó que el objeto no se emplea para reprimir sino solamente para levantar del pavimento el caucho quemado en las barricadas.

Pero en este enero venezolano, las calles no son el único lugar para expresar disconformidad. También los estadios de béisbol, en los que se definió el campeonato venezolano, se transformaron en campo fértil para abucheos a Chávez, lo que, según los opositores que usan cada vez más Twitter para difundir sus actividades, rompió el «apagón informativo» que el gobierno buscaría imponer con la suspensión del canal de cable RCTVI.

«¡Chávez estás ponchao [eliminado, en el argot del béisbol]!», gritaban en estos días los espectadores en los estadios y reclamaban mejoras en la electricidad, el agua y la seguridad.

Sí, porque también hay problemas de seguridad. «Si te fijas, casi todos los autos en Caracas tienen vidrios polarizados. Eso es para evitar que los conductores sean asaltados, porque así no se sabe cuántas personas hay dentro de un auto y si están armadas o no», dijo a LA NACION Hugo Ramos, un taxista de 65 años que declaró, sin sonrojarse, que «el gobierno está demente y está volviendo dementes a todos los venezolanos».

Mordacidad

Lo malo para el régimen es que si hay menos medios televisivos críticos cuando llueven los cuestionamientos, los diarios pueden aumentar su mordacidad. Tal Cual publicó en portada una nota con el título «Venezuela sin Esteban», en clara referencia a Chávez, en la que se analiza en tono irónico lo que ocurrirá desde el primer día hasta casi los cien años que sigan a la caída del mandatario.

La humorada cayó como una bomba en el gobierno. La ministra de Comunicación, Blanca Eekhout, dijo que demuestra la «agenda de guerra» de algunos medios para destruir «el socialismo bolivariano». Omitió decir que el gobierno está más que dispuesto a pelear esa guerra, pese al hartazgo de una parte creciente de la población.


Link: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1227930

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