OPS: “La pandemia de la COVID-19 ha provocado una crisis de salud mental en nuestra región”

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Los países deben tomar los pasos necesarios para asegurarse de que todos puedan recibir la atención necesaria.

Los países más afectados por el virus muestran que aproximadamente la mitad de los adultos tienen sensación de estrés y muchos afrontan esta situación con el consumo de estupefacientes y alcohol, lo cual puede dar origen a un círculo vicioso que aumenta la posibilidad de sufrir una enfermedad mental


 

Mabel Sarmiento / Crónica Uno (Venezuela) – 19/08/2020

Caracas. “La pandemia de la COVID-19 ha provocado una crisis de salud mental a un nivel sin precedentes. Es una tormenta perfecta en cada país”. Así lo expresó la doctora Carissa Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud, OPS, durante la sesión informativa de este martes 18 de agosto, y en la que le dedicó especial mención al tema de la salud mental.

Para Etienne es necesario y urgente que se considere que el apoyo para las enfermedades del sistema nervioso es un componente crítico de la respuesta a la pandemia. «La salud mental es una epidemia silenciosa que ha afectado a las Américas mucho antes de 2019, en nuestra región la depresión y la ansiedad son de las principales causas de discapacidad, también tenemos entre nosotros los niveles más altos de consumo de alcohol del mundo, estamos en el segundo lugar más alto y las emergencias también pueden empeorar estos padecimientos».

Destacó que en la región de las Américas los países más afectados por la COVID-19 –Estados Unidos, Brasil y México– muestran que aproximadamente la mitad de los adultos tienen sensación de estrés y muchos afrontan esta situación con el consumo de estupefacientes y alcohol, lo cual puede dar origen a un círculo vicioso que aumenta la posibilidad de las personas de sufrir una enfermedad mental.

A su juicio, en estos momentos difíciles el estado de ánimo de las personas puede verse en dificultades crecientes para llegar a recibir algún tipo de ayuda, debido al confinamiento estricto e, incluso, por la falta de personal y de recursos en el ámbito de lo que ha sido designado para la respuesta de la pandemia.

«Esto es preocupante para las personas con COVID-19 y las que están a cargo de su cuidado. Quienes tuvieron resultados positivos al virus no solo tienen problemas físicos, también tienen insomnios, delirios, e incluso depresión, y es porque muchas personas están abrumadas por presentar enfermedad grave y otras –de manera comprensible– están preocupadas por sus vidas».

“La investigación inicial nos muestra que hasta un tercio de los pacientes que se recupera de la COVID-19 pueden enfrentarse a cambios en el estado de ánimo, bien sea ansiedad y depresión. Pero también el personal de salud que está trabajando más horas que nunca y poniendo en peligro sus vidas, se encuentra con desgaste físico y depresión, y eso es preocupante”.

Además de este factor, se refirió a la violencia familiar. “Es importante mencionar que estos factores estresantes también están generando un problema redireccionado que necesita una atención urgente y es el alza de la violencia familiar”.

Y dijo que:

    • En nuestra región prácticamente un tercio de las mujeres han padecido violencia en la pareja en sus vidas.
    • Y al menos uno de cada dos niños ha sufrido violencia.

Eso ya venía sucediendo antes de la pandemia; sin embargo, en confinamiento los grupos marginados como poblaciones indígenas, afrodescendientes, mujeres refugiadas, migrantes, niños y aquellos que tienen discapacidad se enfrentan a un ritmo mayor de violencia, completó la encargada del organismo multilateral.

“Entonces, las medidas de confinamiento estricto, junto con las incidencias socioeconómicas de este virus, aumentan los riesgos de agresión intrafamiliar y, por tanto, el hogar ya no es el lugar más seguro”.

Por ejemplo, citó, en Argentina las llamadas a una línea directa para la atención de las mujeres aumentaron un tercio, en Colombia se multiplicaron al inicio de la pandemia y, al mismo tiempo, en México las llamadas de auxilio aumentaron más de 50%.

Para la vocera de la OPS el alcance real de la violencia familiar por la COVID-19 seguramente está subestimado, en la medida en que estos sobrevivientes están atrapados en el hogar, se interrumpió el servicio de atención y el acceso a los refugios; además los costos de la violencia son altos de manera extraordinaria y, por tanto, el socorro para estos sobrevivientes, en el marco de una crisis de salud mental, no se puede poner en compás de espera.

Exhorto de la OPS

Cuando en las Américas hay más de 11 millones de contagios y más de 400.000 fallecidos por el virus, la OPS pide poner el ojo en las brechas que está dejando la pandemia:

    1. Los países deben tomar los pasos necesarios para asegurarse de que todos puedan recibir la atención necesaria.
    2. Ampliar los servicios de salud mental.
    3. Intensificar la inversión, para mejorar los servicios, contratar y capacitar a personal adicional.
    4. Integrar los servicios de atención mental y el apoyo psicosocial dentro de los sistemas de atención primaria de la salud, de manera que están fácilmente al acceso de los que lo necesitan.

“La OPS está ayudando a los países a aumentar su capacidad, para ofrecer apoyo en el ámbito de la pandemia en curso. Un segundo paso es actuar de manera innovadora, esta situación ha derribado el status quo, entonces es esencial que los países ofrezcan apoyo de nuevas maneras. Algunos países han ampliado sus redes telefónicas, por ejemplo. La idea es que todos los que tengan un problema de salud mental deben sentirse cómodos y solicitar ayuda, no tienen que sufrir solos, en especial en momentos como este”, sentenció la funcionaria.


  • @mabelsarmiento 

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