China pone en aprietos a Maduro con nuevo impuesto petrolero

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El nuevo impuesto de China a las importaciones petroleras comenzará a regir a partir del 12 de junio. (Archivo).

Refinerías chinas deberán pagar un impuesto cercano a 50 % por importaciones, perjudicando a la dictadura venezolana que busca evadir las sanciones de EEUU


 

Oriana Rivas / PanAm Post (Latinoamérica) – 26/05/2021

A Nicolás Maduro se le están complicando los negocios petroleros con el gigante asiático. Un nuevo impuesto ordenado por China podría reducir la cantidad de barriles que Venezuela vende a las refinerías independientes, evadiendo las sanciones impuestas por Estados Unidos.

Los costos para los importadores chinos aumentarán entre 40 % y 50 % respecto a tres tipos de combustibles a partir del 12 de junio: bitumen diluido, combustible de ciclo ligero (LCO) y aromáticos mixtos. Venezuela generalmente vende el primer tipo. Sin este negocio, la dictadura venezolana quedaría más ahogada económicamente.

La complicidad comercial entre China y Venezuela parece estar quedando en el pasado. En la época de la bonanza chavista se establecieron múltiples acuerdos y préstamos. El país caribeño estaba en la cresta de la ola económica y China se acercó sin dudarlo, ahora la deuda es enorme. Hasta finales de 2019 se calculaba que Venezuela la debía al gigante asiático más de 19.000 millones de dólares, la cuarta parte de su PIB.

Sumado a la histórica deuda de Caracas con Pekín, está el nuevo impuesto que habría puesto a correr al régimen para tratar de llegar a un acuerdo con los chinos, según indica El Nuevo Herald. Estos negocios no cumplen con todos los estándares internacionales. Maduro maniobra para simular su verdadero origen, ya que sobre el mercado petróleo venezolano pesan las restricciones de EE. UU. Es así como ha aplicado artimañas con el uso de barcos fantasma con apoyo ruso, mezclando además el petróleo con otros productos.

Crudo diluido desde Malasia

Se trata de todo un entramado ejecutado por la dictadura para obtener ganancias. La agencia Reuters señala que casi el 90 % de las importaciones de bitumen de China proviene de Malasia. Según los operadores de ese país, el combustible se compone principalmente de una mezcla de crudo pesado de Venezuela y de volúmenes más pequeños de petróleo iraní.

Estos combustibles se volvían a cargar en otros buques, haciéndose pasar como bitumen enviado a China a fin de que los proveedores pudieran eludir las sanciones de EE. UU. Uno de los operadores detalló cuáles serían las consecuencias.

“En última instancia, esto perjudicará a los proveedores venezolanos debido a los problemas fiscales y al trabajo operativo requerido para que el petróleo pase por la aduana en China”.

Según datos de la aduana china, las refinerías principalmente en la provincia de Shangdong, importaron 380.000 barriles diarios de bitumen diluido en el periodo enero-marzo desde Malasia, donde el crudo venezolano a menudo se almacena, mezcla y recarga para los compradores chinos, indicó Argus, agencia de información petrolera.

Rematar barriles para asegurar ventas

El panorama luce sombrío para Maduro y su gabinete, que cuentan con el petróleo como la principal fuente de ingresos. Otras vías, como la explotación ilegal de oro también han cobrado relevancia, pero está claro que la dictadura no quiere prescindir del crudo.

El operador de la refinaría que declaró a Reuters aseveró que los abastecedores tendrán que ofrecer mayores descuentos para atraer compradores chinos. El argumento es respaldado por expertos.

“Ellos saben que con un impuesto de entre 30 y 40 dólares el barril, las refinerías privadas chinas no van a comprar el crudo venezolano porque económicamente no tiene sentido”, declaró Russ Dallen, presidente de la firma de inversión Caracas CapitalEl Nuevo Herald.

La nota añade que en momentos en que el crudo referencial Brent es cotizado cerca de los 68 dólares el barril, el bitumen mix venezolano es ofrecido a un precio de entre 40 y 45 dólares. En pocas palabras, Venezuela tendrá que vender mucho más barato y sus ingresos mermarán. No solo eso, al comprar crudo venezolano las refinerías extranjeras se exponen a los castigos de Estados Unidos.

Chinos prefieren negocios legítimos con Rusia

Si hay algo de lo que no queda duda, es de la relevancia de China en el mercado petrolero. A pesar de la pandemia por COVID-19, el país asiático está demandando cada vez más crudo. De allí que Venezuela, como muchos otros países, no quieran perderlo como comprador.

Se estima que para este año las importaciones chinas alcancen los 12 millones de barriles por día. Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), China se encamina a ser el único país importante en impulsar su demanda de petróleo año tras año.

Y aunque Maduro no quiera perderlo como socio, China parece estar mirando hacia otro lado. El tipo de crudo de Rusia, llamado ESPO, está ganando terreno con primas al contado negociadas. Es decir, transacciones directas donde la entrega y el pago se hacen inmediatamente.

“La fortaleza del crudo ESPO refleja algunas opiniones alcistas de que las refinerías chinas comprarán más petróleo legítimo, reemplazando el bitumen diluido”, declaró otro operador desde Singapur.

¿Un cobro de favores?

El nuevo impuesto ordenado por el régimen chino podría tener varias lecturas. Una de estas, como señala la agencia Argus, sería favorecer a las grandes refinerías estatales sobre las independientes. Estas últimas han estado «engullendo» la participación del mercado interno durante años.

Sin embargo, otra razón, podría ser que China ya no ve mayor atractivo en América Latina, sobre todo en Venezuela, ya que cualquier país que negocie con su petróleo, está en riesgo de recibir sanciones estadounidenses.

Justamente van cuatro años desde la última vez que Pekín concedió nuevos préstamos a Caracas, según un balance reciente de la BBC sobre el financiamiento de China a la región. «El detonante de todo esto es Venezuela. Cuando en 2015 el régimen venezolano intentó renegociar con Rusia, China se asustó porque vio que la situación era insostenible. Y ahí hizo un giro en la región», declaró a ese medio Alicia García-Herrero, economista jefe de Asia-Pacífico en Natixis, banco de inversión francés.

Por su parte, la dictadura venezolana espera con ansias el levantamiento de las restricciones desde Washington. Mientras tanto, recurre a maniobras desesperadas para evadirlas, como la contratación de un exministro del expresidente ecuatoriano Rafael Correa para tender «puentes» con acreedores e inversionistas extranjeros.


  • Oriana Rivas / Periodista venezolana radicada en Buenos Aires. Investigación para las fuentes de política y economía. Especialista en plataformas digitales y redes sociales.

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