El Asalto a El Nacional: ¿Audacia o idiocia?

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Es muy probable que Diosdado crea que apropiándose de unas paredes de concreto adquiere a El Nacional.

El Nacional asediado pudiera devenir en un ente digital asociado a otros medios como La Patilla, galvanizando toda la información a disposición de periodistas, activistas y a la población que resiste al gobierno de Maduro aplicando la novedosa tecnología de grabar videos en dispositivos móviles con un ancho de banda reducido que luego se eliminan automáticamente


 

Orlando Ochoa Terán / Venergia.org (Venezuela) – 06/05/2021

En política la audacia y la idiocia están separadas por una nebulosa línea. Los antecedentes de Diosdado Cabello demuestran que tiene dificultades para saber cuándo desplegar audacia y cuándo incurre en flagrantes actos de idiocia. Con la idiocia de pretender expropiar a El Nacional ha provocado una arremetida de medios de comunicación y gobiernos en el momento más inoportuno para el régimen de Maduro.

Los más válidos soportes del este régimen de Maduro son Rusia, Irán y China. La Rusia de Putin actualmente se debate acorralada contra las arremetidas de la nueva administración demócrata de Biden que quiere que pague un precio por sus intervenciones en las elecciones para favorecer a Trump. Putin amenaza a Ucrania con una concentración de tropas en la frontera mientras miles de manifestantes son encarcelados en protesta del arresto al líder opositor Alex Navalny, grave de salud y sobre el cual la Casa Blanca ha advertido de consecuencias para Rusia si muere en la cárcel. El Pentágono estudia suministrar a Ucrania sofisticados misiles. Irán y China por su parte, buscan un nuevo tono en sus relaciones diplomáticas con EEUU.

Ninguno de los tres gobiernos sacrificaría la atención que les imponen estas circunstancias para sacarles las castañas del fuego al basilisco inoportuno de Diosdado que además del desastroso timing, no ha hecho otra cosa que reforzar la atención de la media y las redes sociales en los abusos de la autocracia bolivariana.  

La frustrada sucesión

Aunque parezca extraño, al iniciarse esta revolución, Diosdado en CONATEL, se ganó cierta fama de dirigente que estaba por encima de la medianía bolivariana. Revolucionarios llegaron a pensar en él como un sucesor de Chávez. Pero bastó que ascendiera en el apparatchik revolucionario para que comenzara a emitir opiniones públicas que despertaron dudas sobre sus entendederas. Groucho Marx decía que era preferible quedarse callado y que la gente dudara si era tonto antes que abrir la boca y despejar las dudas.

No obstante, y pese a las torpezas y los berrinches regulares de Diosdado lo que puso la cereza en la torta de Diosdado y definitivamente le escamotea la sucesión fue la coyuntura de abril de 2002. En medio del fragor de estos sucesos surgió la especie de que Diosdado se había disfrazado de enfermera y maquillado huyó en una ambulancia. Más tarde, de vuelta a su propio género, se presentó en Miraflores para asumir la presidencia por una hora y devolvérsela a Chávez. Los medios se hicieron eco de este desaguisado en términos que no dejaron dudas sobre el temple y las lealtades de Diosdado en condiciones adversas. Entonces no tuvo la audacia de ahora para demandar a ninguno de los medios por difamación que habían hecho del suceso una chistorra pública que contrasta ahora con la audacia o la idiocia, dependiendo del opinador, de expropiar a El Nacional.

Preocupado por el deterioro de su imagen frente a Chávez y las consecuencias para la pretendida “sucesión” acudió a una de esas zalamerías que sólo es posible encontrar en los registros de un Jeque del Medio Oriente. Sin el más mínimo rubor Diosdado alegó públicamente que “como el dedo de Chávez fue electo por siete millones de electores, ese dedo era superior a cualquier otro método de elección”. Para validar el dedo de Chávez como el gran elector del país, el teniente Diosdado anunció con ese estilo tan suyo que buscaría “meter de nuevo la reelección indefinida en la Asamblea”. Más recientemente, ante la obvia superioridad intelectual de Maduro (sin ironía) y ya investido como presidente del Poder Legislativo, en un alarde de inspiración filosófica acerca de los principios de la separación de los poderes públicos, proclamó de todas las maneras posibles ¡Maduro es mi jefe!

Se ha dicho que Diosdado posee una personalidad intermitente, es decir, se desglosa, se divide, se fragmenta y, así como no tiene pudor ni freno moral en la obsecuencia con sus jefes, tampoco lo tiene contra aquellos que él percibe vulnerables cuando se siente atrincherado en el poder. Una posible explicación de esta quebrantada personalidad fue la interrupción de su carrera militar con el rango de teniente. Hasta este nivel la educación castrense somete a los jóvenes oficiales a entrenamientos rigurosos para inculcarles una disciplina de subordinación, que muchas veces bordea en la sumisión donde subyace la idea de que para mandar hay que primero saber obedecer. Como teniente, Diosdado recibió el aprendizaje de subordinación y no llegó a recibir los principios de mando que comienzan con el rango de capitán. Esto nos han hecho pensar, lo hemos dicho en otra ocasión, que Diosdado es un ciervo que trata de rugir como un león. Para compensar ese déficit acude a esos furores estilo “con el mazo dando”. Una dicotomía que el atribulado Diosdado aún no ha podido resolver.

El principio de adaptación

Es muy probable que Diosdado crea que apropiándose de unas paredes de concreto adquiere a El Nacional. La respuesta de El Nacional a los rugidos de ciervo de Diosdado es previsible, adaptación. El principio primario de la sobrevivencia. La era digital cambió el contexto en el que operan los regímenes autoritarios. Tecnologías como Internet y las redes sociales han reducido las barreras que antes existían para la información y la coordinación, facilitándole a los ciudadanos comunes que se informen, movilicen y desafíen a los gobiernos represivos.

El rotativo, asediado, bien pudiera devenir en un ente digital asociados a otros, tales como La Patilla, que galvanicen toda la información confiable de Venezuela poniendo a disposición de periodistas y activistas una novedosa tecnología para grabar videos con un ancho de banda reducido en dispositivos móviles que luego se eliminan automáticamente después de transferirlos a un servidor seguro para prescindir del riesgo de represalias contra sus usuarios.

Esta nueva tecnología ha ayudado a documentar actividades de opositores a dictaduras y autocracias, así como a denunciar la brutalidad de las respuestas de regímenes autocráticos. Entre los planes de la nueva administración demócrata de EEUU está darle soporte a esta forma de resistencia.

Los datos del Mass Mobilization Project de Harvard, compilados por los politólogos David Clark y Patrick Regan, sostienen que la data revela que a partir de 2000 el 60% de las dictaduras han enfrentado multitud de protestas antigubernamentales de 50 participantes o más. Aunque muchas fueron pequeñas y representaron poca amenaza para algunos regímenes, su altísima frecuencia subraya el continuo malestar que enfrentan los gobiernos autoritarios. Muchos de estos movimientos, dice un reciente reporte de Freedom House, están logrando la caída de regímenes autoritarios. Desde 2000 las protestas han derrocado a diez autocracias, el 23 por ciento de los 44 regímenes autoritarios que cayeron durante ese período. Si bien hubo cerca del doble de regímenes derrocados por elecciones, las manifestaciones en muchas de estas elecciones triunfadoras fueron basadas en campañas de protesta masivas inducidas en las redes sociales con el uso de esta tecnología.

Históricamente, los golpes de Estado de militares han representado la mayor amenaza para las dictaduras. Entre 1946 y 2000, estas acciones castrenses derrocaron aproximadamente a un 30% de los 198 regímenes autoritarios que colapsaron. Las protestas, por el contrario, en ese mismo período desbancaron a 16% de ese total. En este milenio la realidad es diferente: los golpes de Estado castrenses fueron responsables de derrocar alrededor del 9% de las dictaduras que cayeron entre 2001 y 2020, mientras que los movimientos de masas llevaron al derrocamiento del doble de los gobiernos. Además de derrocar regímenes en la Primavera Árabe, las protestas llevaron al derrocamiento de dictaduras como Burkina Faso, Georgia, Kirguistán, Bolivia y Ecuador.

Las protestas pues se han convertido en el desafío más importante al que se enfrentan las autocracias en el siglo XXI. Paradójicamente Diosdado, con su estilo de “mazo dando” pudiera ser lo que necesita Venezuela, la “chispa en la pradera”, de la que hablaba Mao Deng Sung.

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