Guri y El Niño son inocentes de la crisis eléctrica

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Los niveles del embalse no son los más críticos. En 2003 la cota estuvo 18 metros por debajo de la actual, y no se racionó la energía. Analistas dicen que la crisis eléctrica es estructural y que tardará hasta cincos años en ser resuelta


 

Erika Hidalgo López / El Mundo (Venezuela) – 06/01/10

El último reporte del nivel de agua en el Embalse de Guri mantiene una holgura de 18 metros con respecto a la cota registrada durante la crisis que tuvo la presa en mayo de 2003. El nivel de agua para esa época se contrajo hasta llegar a 244 metros sobre el nivel del mar.

Cuenta el ex director de la Fundación para el Desarrollo del Servicio Eléctrico (Fundelec), Armando Meleán, que el panorama de ese momento fue crítico, y pese a ello no se racionó la electricidad a las empresas básicas, ni al resto del país.

Meleán señaló que el Guri se manejó de tal forma que no se vació el embalse. Explicó que existen acciones técnicas que reducen la operatividad de las turbinas sin afectar el suministro.

La crisis de ese momento fue paliada en el resto del país gracias a la incorporación de unos 1.620 megavatios al sistema, el año anterior (2002) a la disminución del nivel de agua de la presa de Guri.

La demanda creciente de 2003, sumada al incipiente rebote económico, fue atendida por la energía que básicamente se compró a Colombia y la que aportaron al sistema las empresas privadas, para la época.

Más mitos

Según el viceministro de electricidad, Víctor Poleo, existe otro elemento que, a su juicio, no es más que un mito: culpar al fenómeno de El Niño de la actual crisis eléctrica, que no sólo rebasa al país, sino al propio Ejecutivo nacional.

Poleo asegura que El Niño no puede ser una excusa válida en este momento. En primer lugar porque es un fenómeno errático. Asegura que no hay base científica ni probabilística con la que se pueda afirmar que cuando ocurren sequías en el Perú, disminuyan en Venezuela los niveles del Caroní. Superpuestas las series históricas de los niveles del Caroní de 50 años contra las sequías de esos años en Perú, no se observa ninguna relación que automáticamente pueda relacionar ambos eventos. No hay relación causa efecto, comentó el experto.

Insiste en que la crisis del sector es clara: desinversión, falta de mantenimiento, y carencia de planes que adicionaran al sistema los 1.000 megavatios requeridos interanualmente para compensar el crecimiento del consumo eléctrico.

Poleo está convencido que hoy son más de 1.000 megavatios los que deben sumarse al sistema, considerando que el déficit ya gira en torno a 5.000 megavatios.

Guerra avisada

De acuerdo con los análisis de varios conocedores del tema eléctrico, la crisis del sector estaba cantada desde antes de 2003. Los planes concretos y factibles llegaron hasta allí, dijo Armando Meleán. Lo que siguió después de ese año, se apegó a la famosa teoría del filósofo, Eudomar Santos, «como vaya viniendo, vamos viendo».

La propia Corporación Venezolana de Guayana (CVG) presentó al Ejecutivo nacional, el 22 de agosto de 2001, un Diagnóstico y Plan de Acción que debía aplicarse al sector. La corporación percibió los síntomas de un deterioro importante, además de las proyecciones que se tenían del crecimiento de la economía. El documento reconocía los logros de la última década en materia eléctrica. Reseñaba que 95% de la población contaba con el servicio; los ingresos anuales superaban 3.000 millones de dólares, y mantenía 25.000 empleos directos.

Advertía el informe de la CVG que el número de fallas con interrupciones mayores a 100 megavatios pasó de 13 en el año 1996 a 78 en 1999. También, que las pérdidas no técnicas crecieron hasta 25% en 2000, convirtiéndose en el mayor nivel de la región. La morosidad del sector público es referida en el documento. Para el cierre de 2000 la deuda ascendía a Bs. 623.000 millones (Bs.F. 623 millones). Adelantaba que para 2003, 65% de las plantas termoeléctricas tendrían más de 20 años de servicios, y tocaba el tema de las tarifas y la autosuficiencia financiera, como elementos de rápida solución.

Otra muestra oficial del deterioro que enfrentaba el sector fue la entrega de un informe del impacto económico y presupuestario del Anteproyecto de Ley para Promover la Eficiencia Energética, por parte de la oficina de Asesoría Económica y Financiera de la Asamblea Nacional. El documento, entregado con copia al ministro de Energía y Petróleo, Rafael Ramírez, contemplaba la posibilidad de aplicar medidas para hacer eficientes a las empresas tanto públicas como privadas. Sin embargo, ese anteproyecto de ley aún reposa en algún cajón del Parlamento.

Esto da a entender que el Gobierno estaba enterado de lo que ocurriría en materia eléctrica. Analistas señalan que en lugar de acometer las inversiones necesarias y tomar medidas tarifarias, empeoró la situación al estatizar en 2007 a todo el sector eléctrico, alegando condiciones estratégicas para el Estado. La situación era tan evidente que un informe del Sela de 2007 evidencia que en los últimos 10 años Venezuela lejos de aumentar la oferta eléctrica la contrajo en 4%, mientras que el crecimiento del consumo repuntó entre 5% y 8% interanual hasta entre 2004 y 2007.

Aunque sea fallo

El analista en el tema eléctrico, David Paravisini, comenta que la falta de planificación del sector es uno de los elementos que evidencia la improvisación. Cuenta que los planes oficiales sobre la modificación de la matriz energética del país son incongruentes. Asegura que la oferta de gas para el sistema eléctrico es imposible de cumplir, toda vez que el déficit de gas continúa siendo la piedra de tranca.

Igualmente, indica que el informe del Ente Nacional del Gas (Enagas) 2007-2025, tiene 0% de incorporación de energías alternativas a la matriz de la nación. «Esto demuestra que el Ejecutivo no tiene previsto agregar ni un kilovatio en otras energías».

¿Y qué pasará ahora?

La solución al problema no es fácil, el experto Armando Meleán dice que antes de cuatro o cinco años no habrá holgura en el sistema. Para él las soluciones estructurales que son las que deben establecerse tardarían más o menos ese tiempo en hacerse efectivas. Los anuncios de las 17 plantas que se incorporarían al sistema antes de 2009 quedaron solo en eso, al punto que apenas cuatro de ellas lograron fraguar: Termozulia I, Josefa Camejo en Falcón, Masparro en Barinas y Argimiro Gabaldón en Lara. Sin embargo, con ellas hay problemas de combustible y de líneas de transmisión confiables que puedan sostener las cargas, así como capacidades ya disminuidas.

La debilidad del sistema es estructural, por lo que la posibilidad de ser atacada desde tantos ángulos a la vez luce complicado. Más aún cuando la maraña de anuncios oficiales solo habla de racionamiento. El tema para Meleán es más enredado aún. Sostiene que si se tuvieran todos los recursos para traer las termoeléctricas que se requieren para solucionar el problema, de igual modo no existe en el mercado una oferta inmediata de maquinarias.

La situación se extrapola al resto de las dificultades que enfrenta el sector en materia de transmisión y distribución. El tema de la transmisión es básico para iniciar la solución. Según datos de la Oficina de Operaciones de Sistemas Interconectados (Opsis), 95% de las mayores fallas ocurridas en el sistema son en ese campo. Analistas sostienen que las líneas troncales de transmisión deben ser repotenciadas, tras una operatividad de más 50 años. Pese a ello siguen siendo de las mayores líneas troncales de la región.

Ley sin uso

La Ley Orgánica del Servicio Eléctrico pudiera haber evitado gran parte de los problemas que se enfrentan actualmente en el sector. El analista Meleán señala que este instrumento no se ha aplicado, al tiempo que el reglamento nunca fue aprobado. La legislación establece cómo se debería subsidiar al sector y quién debe pagar el subsidio. Los anuncios sobre tarifas sociales dadas por el Ejecutivo nacional están contempladas en la normativa. Para Meleán el problema es de criterios. Mientras el modelo del Estado sea un coto cerrado, no habrá soluciones.

Racionamientos de energía alargan vida del embalse

El ministro para la Energía EléctricaÁngel Rodríguez, recalcó este martes que las medidas de racionamiento de agua y de ahorro de electricidad tienen como objetivo preservar las reservas de agua que se encuentran en los distintos embalses del territorio nacional, sobre todo la que se encuentra en la represa del Guri, hidroeléctrica que suministra al país 70% del servicio eléctrico. En este sentido, Rodríguez señaló que si el Gobierno nacional no hubiese diseñado e inmediatamente ejecutado las medidas de racionamiento para el sector público y privado, el agua de la hidroeléctrica del Guri duraría hasta febrero de 2010.

El ministro Rodríguez enfatizó que el déficit de agua que existe en la actualidad en todo el país se debe «a razones climatológicas del fenómeno denominado El Niño, que en algunas partes del mundo está generando profundas inundaciones, y en esta parte trae consigo profundas sequías’.

Recordó el titular de Energía Eléctrica que desde el mes de octubre de 2009 se vienen tomando medidas restrictivas en relación al ahorro y al uso de este servicio en las instituciones públicas de la nación, con el propósito de ahorrar 20% del consumo en los entes. «Esto implica usar menos ascensores, aires acondicionados y cambiar el sistema de iluminación de esos organismos público», acotó.

Rodríguez añadió que se han constituido equipos de gestión energética en cada institución pública que permite un plan coordinado con las filiales encargadas del suministro eléctrico para que se asuma el proceso de llegar al ahorro de 20%. Asimismo, dijo que el sector privado debe generar el mismo porcentaje de ahorro de 20% que permita que el consumo que se desarrolla en los grandes centros comerciales del país y que están alrededor de ocho a 10 megavatios, baje 20 puntos porcentuales. Rodríguez insiste en los incentivos a empresas que cambien maquinaria obsoleta. ABN

 

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