Santos, Biden y la consumación del socialismo en Colombia vía Cuba

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El acuerdo de paz firmado en La Habana entre Juan Manuel Santos y las FARC constituyó un desconocimiento a la voluntad de pueblo colombiano que votó en contra de esta decisión.

Existe una estrategia para la toma del poder por parte de Cuba en Colombia, ante la imperiosa necesidad de recursos para sostener el régimen


 

Samuel Ángel / PanAm Post (Latinoamérica) – 04/02/2021

“La traición es política fina”, German Arciniegas.

Hoy es noticia la petición del expresidente de Colombia, Juan Manuel Santos, de que la nueva administración de los Estados Unidos en cabeza de Joe Biden revoque la designación de Cuba como patrocinador del terrorismo.

Sanción que se dio por la protección que el régimen comunista cubano ha dado a una delegación del grupo narcoterrorista ELN en su territorio. Y la no extradición de esa delegación, ante la solicitud del Gobierno colombiano, fruto del atentado terrorista a la Escuela de Policía General Santander, en Bogotá, el 17 de enero de 2019, que produjo el asesinato de 22 jóvenes cadetes que estaban allí en formación.

Conociendo la historia de la injerencia en Colombia que los Castro han pretendido desde antes de que Fidel se tomara el poder en la isla, ha causado indignación la sola sugerencia hecha por Santos. Y más aún, la manera como la hizo, cito:

“Rechazo inequívocamente la decisión de la anterior administración estadounidense de redesignar a Cuba como patrocinador estatal del terrorismo. El presidente Biden debe comenzar inmediatamente el proceso de revisión para revocar esto. Cuba debe ser aplaudida por el papel crucial que jugó para ayudar a poner fin a décadas de conflicto y facilitar la reconciliación en Colombia, no enfrentará sanciones por haberlo hecho. Los países que facilitan los procesos de paz merecen nuestro agradecimiento y reconocimiento”.

Militante de izquierda

Pero se entiende, en el contexto histórico tanto de Juan Manuel Santos como de la dictadura cubana, esta acción estratégica de las izquierdas latinoamericanas. Bastaría recordar la militancia subversiva en las ideas del expresidente y su familia, y su nada vergonzante apoyo a la extrema izquierda armada.

Admirador profundo de Fidel Castro, con una tradición familiar de apoyo a la guerrilla, sin ningún tipo de recato narra en su libro La batalla por la paz, cómo desde que era tan solo un niño de 5 años, y estando muy apegado a su abuelo paterno, Enrique Santos Montejo alias Caliban, a quien se precia de describir como “periodista, librepensador, anticlerical… (quien hospedaba en su casa al) famoso guerrillero liberal conocido como Guadalupe Salcedo”(1), y que durmió en el mismo cuarto con él.

Histórico es el apoyo de toda su vida de su hermano Enrique Santos a las guerrillas, quien, en el documental de Netflix, Gabo, la magia de lo real, afirma literalmente “nosotros simpatizábamos con la lucha armada en general”(2).

O como se atreve a introducir el falso acuerdo de paz de La Habana en el mismo libro La batalla por la paz, como solución a un conflicto fruto de la lucha por las “reivindicaciones sociales y políticas de las FARC”.(3) Es decir, según él, y sagazmente escrito, su acuerdo de paz lo que buscó fue subsanar los requerimientos de los angelitos narcoterroristas y asesinos, y no la triste realidad del pueblo colombiano que ha padecido a sangre y fuego las acciones de estos criminales.

La estrategia para la toma del poder se está llevando adelante

Eduardo Mackenzie, escritor del libro Las FARC, fracaso de un terrorismo, que narra las acciones subversivas de Fidel Castro para el desarrollo de lo que se llamó el Bogotazo, que fue el detonante de los movimientos guerrilleros en Colombia, resalta hoy como “se tiene información que las dos casas de la Corporación Colombo-cubana de ‘Amistad con los Pueblos’ cuentan con la participación de dos integrantes del Frente de Guerra Urbano del ELN. Así mismo se conoce que esta organización insurgente aporta financiación al Movimiento Colombiano de Solidaridad con Cuba, la cual sería legalizada a través de rifas y eventos”.

Fuentes militares colombianas, añaden que “en los últimos años entraron a Colombia 1.500 médicos, 900 profesores y 50 instructores deportivos cubanos sin que se sepa si esos ingresos obedecieron a motivos profesionales o de otra índole. La revista Semana afirma que el embajador de Cuba en Bogotá, José Luis Ponce Caraballo, quien fue expulsado de los Estados Unidos por actos de espionaje, dirige las operaciones de las redes cubanas en Colombia” (4).

Flaco favor les hace Santos a sus amigos terroristas. Carlos Alberto Montaner en un artículo este 30 de enero afirmo: “Colombia está en la mirilla de los cubanos. La Habana se ha dedicado a conquistar a Colombia”.

Y es que para nadie es un secreto que Cuba expolió los recursos de Venezuela, hasta postrarla en la miseria y que ahora necesita otra fuente para sostener su régimen de terror en la isla y seguir exportando el cáncer comunista a Latinoamérica.

Sin freno a la nueva izquierda

Lo más delicado de la situación es que en nombre de “la paz” se criminaliza a las voces disidentes de los actos de terror, y que las nuevas generaciones vienen cayendo rendidas en el país, ante el discurso de los grupos políticos de izquierda de que: “Los áulicos de la guerra y el terreno de las agresiones personales se lo dejan a la derecha, nosotros estamos intentando hacer una política distinta”, parafraseando a la congresista María José Pizarro hija del guerrillero Pizarro León Gómez del M19.

Ante este panorama, si la derecha no despierta en Colombia, Cuba, vía elecciones, pondrá al próximo presidente.


  • Notas:
    (1) La batalla por la paz. Juan Manuel Santos. Editorial Planeta. 2019. Pág. 33.
    (2) Ibid. pág., 27.
    (3) Documental de Netflix Gabo la magia de lo real. Minuto 33:02 
    (4) La guerra subversiva de Cuba contra Colombia. Eduardo Mackenzie. 2 de febrero de 2021.
  • Artículo publicado en PanAm Post el día 03/02/2021

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