Estos Shortt jamás se quedan cortos

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Mientras Pdvsa quedó esquilmada, y Petrosaudi protagonizaba un escándalo mundial que la liquidó, la mala fama que les ganó esa intermediación a los Pantin no frenó la expansión de sus negocios, petroleros y de otras índoles.

Los intermediarios zulianos Gerardo y Eduardo José Pantin Shortt conectaron a Pdvsa con Petrosaudi, una empresa que en poco tiempo mostró su costado embaucador. Las alertas recibidas por la unidad de inteligencia financiera del Departamento del Tesoro dejan al descubierto cómo esa relación generó pagos con toda la pinta de corresponder a comisiones, y una estructura de empresas de la que hoy no queda casi rastro


 

Valentina Lares / Armando.info (Venezuela) – 05/11/2020

Cuando la petrolera estatal venezolana Pdvsa todavía lucía robusta y plena de recursos, los contratos y el dinero no sólo llegaban a quienes le sirvieran de proveedores. La copa rebosaba también para quien supiera demostrar influencia sobre los altos funcionarios de la industria que tenían poder de decisión para contratar tales proveedores, y luego contara con alguna estructura elemental para recibir de vuelta el pago por los favores otorgados.

Los hermanos Gerardo y Eduardo José Pantin Shortt tenían justo esas dos cartas a su favor cuando en 2009 se plantaron como intermediarios entre Pdvsa y una novísima compañía petrolera, Petrosaudi, cuyos propietarios se ufanaban de su supuesta cercanía con el rey de Arabia Saudita. A la postre las dos partes hicieron negocios, pero en términos que se revelarían escandalosamente lesivos para la parte venezolana: Pdvsa pagó con un grueso sobreprecio el arrendamiento de dos buques-taladro o buques de perforación de segunda mano, que apenas funcionaron para extraer gas en las áreas asignadas al Proyecto Mariscal Sucre, en las aguas al norte de la península de Paria, en el extremo oriente venezolano.

La asignación se hizo con el impulso vendedor de los Pantin Shortt y durante la presidencia en Pdvsa de Rafael Ramírez, bajo la supervisión de los ejecutivos José Luis Parada y Eulogio del Pino —hoy, respectivamente, exiliado, fugitivo y preso.

El trato suponía el desembolso por parte de Pdvsa de una bicoca de 1.200 millones de dólares por concepto de alquiler de los buques perforadores a Petrosaudi, a razón de 485.000 dólares diarios. Los entendidos se escandalizaron al hacerse públicas estas condiciones; equipos similares para ejecutar las mismas operaciones, incluso de fabricación más reciente, señalaron, eran contratadas por la mitad del precio. Pero los términos leoninos no terminaban allí. El contrato garantizaba a Petrosaudi la entrega de 49% de las ganancias por extracción en los campos gasíferos tras la constitución de una empresa mixta con esa proporción (Petrosaudi 49%-Pdvsa 51%), y por la que PDVSA recibió una inversión de 120 millones de dólares.

Esa entrada de dinero líquido y la expectativa de desarrollar alguna sociedad con la potencia petrolera que es Arabia Saudita fueron los dos argumentos más poderosos con los que los hermanos Pantin consiguieron vender los servicios de Petrosaudi.

Oriundos del estado Zulia —la más antigua cuenca petrolera del país, en el noroeste de Venezuela—, los Pantin Shortt no son unos desconocidos en la esfera petrolera venezolana. Sus conexiones con el negocio se remontan a su condición de herederos —y directores— de una compañía fundada por su padre en 1981, Cementaciones Petroleras Venezolanas (CPVEN), dedicada a un amplio abanico de actividades relacionadas con la explotación y mantenimiento de yacimientos de petróleo y gas.

El buque de perforación Neptune fue construido en 1977 y funcionó en varios lugares antes de llegar a Venezuela, pero Petrosaudí aseguró que era de última generación, igual que el Saturn. Foto: Sarawak Report.

Años en el negocio como proveedores de servicios para Pdvsa dieron a los Pantin Shortt una capacidad de llegada casi única a la alta gerencia de la corporación petrolera, así como les pusieron en la posición de servir de lazarillos para otros proveedores que buscaban penetrar la burocracia de la estatal petrolera venezolana para conseguir contratos. Sus contactos en ambos sentidos eran múltiples y privilegiados. Eso quedó en evidencia cuando sus nombres aparecieron en las páginas del boletín The Sarawak Report de Kuala Lumpur, Malasia. Dirigida por la periodista británica Clare Rewcastle Brown —una de las talkingheads principales en el segundo capítulo de la serie de Netflix, Dirty Money—, la publicación fue esencial en la revelación de los manejos corruptos del fondo público 1MDB, el mayor escándalo en la historia moderna de ese país asiático.

En una ramificación de la investigación, con la que se conecta, el Sarawak describió los pormenores de esos contactos en los que, por un lado, estaban los ejecutivos de Petrosaudi, Patrick Mahony y Tarek Essam Obaid, y por el otro la alta gerencia de Pdvsa. En el medio, la bisagra de los hermanos Pantin Shortt.

El reportaje expuso correos electrónicos filtrados del intercambio entre los mediadores y los directivos de Petrosaudi, cuyo lenguaje y nivel de los favores solicitados dejaban en claro que los Pantin Shortt nunca fueron personas de escasos recursos y se manejaban con comodidad entre las personas más influyentes de la alta jerarquía petrolera venezolana, una ventaja que les permitía cobrar por sus “servicios” de intermediación. Esos cobros terminarían por llamar la atención de la banca internacional.

Así, el boletín Kleptocracy Weekly, un documento interno de la Red de Control de Crímenes Financieros (FinCEN, por sus siglas en inglés), la unidad de inteligencia financiera del Departamento del Tesoro estadounidense, recordaba en su edición de la primera semana de mayo de 2017 que la sucursal en Estados Unidos del banco británico HSBC había alertado sobre 25 transacciones ocurridas entre el 9 de febrero y el 23 de diciembre de 2009 en las que los hermanos Pantin Shortt, incluyendo a Carlos (un tercero, quien no es parte de la directiva de la empresa petrolera familiar, como sí lo son Gerardo y Eduardo José), recibieron algo más de 5,3 millones de dólares.

En este boletín la Unidad de Inteligencia del Departamento del Tesoro HSBC llama la atención por el pago de 5,3 millones de dólares a los hermanos Pantin Shortt.

El documento forma parte de los 2.100 archivos recibidos por Buzzfeed News, y luego compartidos con el Consorcio Internacional de Periodistas Investigativos (ICIJ, por sus siglas en inglés) y otros 108 medios en 88 países de todo el mundo, Armando.info entre ellos, que hoy conforman la materia prima del proyecto de los llamados FinCEN Files.

Según se lee en el reporte, los oficiales de cumplimiento del HSBC USA sospecharon de esas transacciones pues “los hermanos Pantin, identificados como intermediarios de Petrosaudi Oil Services y/o Petrosaudi International Limited (juntos ‘Petrosaudi’), actuaban como facilitadores para obtener contratos con la empresa estatal venezolana de petróleo y gas natural, Pdvsa. Según HSBC, Petrosaudi supuestamente le suministró a Pdvsa dos barcos de perforación de petróleo con una tasa diaria inflada bajo la garantía de los hermanos Pantin de que ellos asegurarían la firma de los contratos por los correspondientes representantes de Pdvsa. Los hermanos Pantin, según se informa, facilitaron el proceso de pago a cambio de una comisión, porque Pdvsa supuestamente era inconsistente en el pago de los contratos”, relata el boletín.

Valga decir que la historia de Petrosaudi está marcada por la controversia. Petrosaudi International Ltd, creada por Obaid en 2005, se financió con recursos del fondo 1MDB, una cartera de inversión de 4.500 millones de dólares que Malasia creó y dispuso para costear proyectos de desarrollo en el país, pero cuyo gobierno —liderado entonces por el primer ministro Najib Razak— desvió casi en su totalidad a negocios privados: una de las derivas más extravagantes fue para el financiamiento de la película El lobo de Wall Street, de Martin Scorsese y con Leonardo Di Caprio como protagonista, en la que el hijo del premier Razak, Riza, figuró como productor ejecutivo.

Para gestionar el negocio de Petrosaudi, Obaid logró atraer a un antiguo compañero de colegio, Patrick Mahony, que entonces trabajaba para la gigante firma de inversiones Ashmore. De hecho, Mahony sería el artífice del negocio con Venezuela, una estafa del tipo vendedor de carros usados en toda la línea: compró un par de buques-taladro de segunda mano, el Neptune —luego bautizado como Saturn— y el Discoverer, para enseguida ofrecerlos en alquiler a la estatal venezolana a precios de naves espaciales. Mahony era también quien hablaba con los hermanos Pantin Shortt para coordinar el esquema.

Los ‘otros’ ocho millones

El monto de las transacciones reportadas como sospechosas por el HSBC USA al Departamento del Tesoro, 5,3 millones de dólares, no coincide con el que los hermanos Pantin Shortt recibieron como facilitadores del negocio: entre el cruce de correos electrónicos entre Gerardo Pantin y Patrick Mahony mostrado por el Sarawak Report, destaca uno en el que el venezolano envía las coordenadas para recibir el pago de “otros” ocho millones de dólares, adicionales a unos siete que ya había recibido. El correo, con fecha de 30 de noviembre de 2010, explicaba que el depósito debía hacerse en el Bank of America, específicamente a una subcuenta manejada por Merrill Lynch, cuyo beneficiario era una empresa denominada Offshore Services Management Inc. Pero la diferencia entre uno y otro monto no debe desorientar: bien podría tratarse de una fracción del pago total.

En este correo electrónico Gerardo Pantin le da instrucciones a los directivos de Petrosaudi para una segunda transferencia. Foto: Sarawak Report.

Resulta que Offshore Services Management Inc, la empresa mencionada en el correo electrónico por Gerardo Pantin Shortt como beneficiaria del pago solicitado por los «otros» ocho millones de dólares, generó, a su vez, otra alerta que fue recogida en un documento distinto, un reporte de actividad sospechosa (SAR, por sus iniciales en inglés) recibido por la FinCEN. En este informe, Offshore Management Services Inc. había variado su rol: además de receptor, era también origen de pagos por un total de 4,8 millones de dólares en siete transacciones efectuadas entre marzo de 2010 y agosto de 2015.

Con el único dato visible de que está registrada en Islas Vírgenes Británicas, sin página web, teléfono o dirección electrónica conocida, a Offshore Services Management Inc. parece que se la tragó la tierra, si es que alguna vez funcionó como algo más que una shell company para gestionar transferencias. Sin embargo, una nota del diario El Nuevo Herald de Miami en 2016 alcanzaría a conectar a Gerardo Pantin Shortt con la empresa, al señalar que dos propiedades del venezolano en la ciudad de Aventura, en el noreste del condado de Miami-Dade, fueron adquiridas por Offshore Services Management en el año 2013 por un monto de 2,75 millones de dólares.

Para el momento de la publicación, Gerardo Pantin Shortt era director de una desarrolladora inmobiliaria llamada Unitas Development Group, con la que fue inversionista y promotor de un proyecto para construir un lujoso condominio, por valor de 100 millones de dólares, en MiMo, una zona de moda en el upper east side de Miami, a la altura de la calle 57. El proyecto no se completó.

Este es el diseño de proyecto Boulevard 57 que quiso empujar Gerardo Pantin Shortt en MiMo y no llegó a concretarse. A finales del año pasado puso a la venta su mansión en Sunny Isles, al norte de Miami-Dade, por 17 millones de dólares. Foto: Unitas Development Group.

Las otras empresas que aparecen como beneficiarias de la transacción señalada en el SAR son Rote Energie S.A., registrada en Panamá, y Windom Finance Ltd, registrada en Reino Unido. De estas tampoco hay mayor rastro. Uno de los bancos beneficiarios de las transacciones fue la sucursal panameña del banco venezolano Banesco.

En ese mismo SAR se deja constancia de otra bandera roja que está conectada con Petrosaudi. Prácticamente en el mismo periodo, entre julio de 2010 y agosto de 2015, se informó a la FinCEN de otras seis transacciones que totalizaron 13,4 millones de dólares y cuyos beneficiarios fueron, entre otros, Tarek Obaid y una empresa que no es Petrosaudi International Limited —creada por Obaid en 2005—, sino otra de denominación parecida: Petrosaudi Oil Services Venezuela. A diferencia de Petrosaudi International Limited, registrada en las Islas Caimán, esta supuesta filial venezolana fue incorporada en Barbados bajo el número 33127, donde Obaid firma como uno de sus directores.

Este reporte refleja dos alertas: la que despertó Offshore Services Management por efectuar y recibir pagos por 4,8 millones de dólares, junto con otras empresas, y otra sobre Petrosaudi Oil Services Venezuela, por recibir 13,4 millones de dólares.

Rayados pero facturando

Lo sorprendente de esta maraña de pagos y conexiones fue que, aún retratados de manera inequívoca como copartícipes del pingüe —para ellos; lesivo para Venezuela— negocio de Petrosaudi con Pdvsa, los Pantin Shortt no detuvieron sus operaciones. De hecho, se puede detectar una expansión geográfica de los negocios de la marca familiar, CPVEN, a partir de 2011.

La ficha de CPVEN en el Registro Nacional de Contratistas (RNC), que estuvo activa al menos hasta junio de este año, muestra que tanto Gerardo como Eduardo Pantin Shortt se mantuvieron como parte de la directiva de la empresa, liderada por Eduardo Pantin Pérez, y con Andrés Pantin Pérez, los dos últimos también hermanos entre sí y a la vez primos de los Pantin Shortt. Este cuarteto compartió directiva en otras cuatro empresas: Servicios Efega C.A., Servicios Venezolanos Costa Afuera C.A., Maersk Contractors, estas tres actualmente inhabilitadas para contratar con el Estado venezolano, y Centro de Tratamiento Petrolero (Cetrapeca), esta última activa, lo mismo que CPVEN. Todas, excepto una, fueron creadas y registradas después de la mediación con Petrosaudi.

CPVEN también tuvo una expansión acelerada en la creación de empresas o reservas de nombres en al menos diez países, entre ellos algunos conocidos por ser paraísos fiscales, en una compleja estructura empresarial que llega incluso a Nueva Zelanda. Con el mismo nombre de una de ellas, CPVEN Oil Field Services (Venezuela), liderada por Eduardo Pantin Shortt, se registraron tres empresas en Barbados como sucursales en Perú, Colombia y Ecuador. También CPVEN Exploration & Production Corp.

CPVEN Oil Field Services Venezuela está registrada en Madrid y también en el Registro Nacional de Contratistas de Venezuela, en cuya ficha consta que el total de las acciones pertenecen a CPVEN Holding. Una empresa similar, de nombre CPVEN Holding Limited, está registrada en Malta, como propiedad de la firma Trident Trust Company.

La inversión en el negocio inmobiliario del sur de Florida fue otra evidencia de expansión durante ese período dorado. Al explicar esa nueva incursión al diario El Nuevo Herald de Miami, el propio Gerardo Pantin Shortt aseguraba que la relación de su familia con Pdvsa era «estrictamente comercial» y que entre 2012 y 2015 -es decir, luego de la transacción de los buques-taladro- su empresa había logrado contratos con la petrolera por 991 millones de dólares.

Su hermano, Eduardo, también diversificó su cartera de negocios y en noviembre de 2012 creó la empresa Maersk Drilling Holdings Limited junto con otros empresarios venezolanos de renombre, como Oswaldo Cisneros y el ex yerno de este, Gonzalo Fernández Tinoco. En la actualidad Fernández Tinoco aparece como director de la compañía, que entre tanto cambió su denominación a Maritime Drilling Holdings Limited.

Ninguno de los hermanos Pantin Shortt respondió a los intentos de contacto por parte de Armando.info a través de correos electrónicos personales, las páginas de CPVEN y Unitas Development Group.


  • Artículo publicado en Armando.info el día 01/11/2020

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